Por Gabriela Rojas
@segabrielarojas
Hablemos de temas incómodos: La maternidad es dura, la depresión posparto existe y, para cerrar con broche de oro, hablemos de la digestión.
Comencemos: La maternidad es dura, la crianza es dura, y todxs deben saberlo. La maternidad no son solo las caras felices e intentos de poemas que vemos en redes sociales, la maternidad trae consigo renuncias, duelos, heridas físicas y emocionales que tardamos años en sanar.
Un dolor de la maternidad que muchas vivimos se llama depresión posparto, y es una enfermedad mental. Puede ser producto de factores genéticos, hormonales, estilo de vida o factores ambientales (una pandemia, por ejemplo), aunque generalmente es el resultado de la mezcla de todos los anteriores y puede durar hasta 2 años.
Según la Organización Mundial de la Salud una de cada cinco mujeres en países en desarrollo sufren de depresión posparto, aunque, personalmente considero que esta cifra es mayor, porque sé de muchas mujeres que la sufren en silencio y otras no son diagnosticadas y viven sin tener claridad de lo que realmente les pasa, como fue mi caso con mi primer hijo.
Con mi segunda hija fue diferente. A las puertas de entrar en cuarentena por COVID-19, ella tenía 5 meses y me diagnosticaron depresión posparto. Encerrada en casa tenía que enfrentarme a mi enfermedad y lo único que tenía en ese momento, aparte del miedo, eran esencias florales y terapia virtual con mi psicóloga cada mes.
La información disponible sobre el tema es limitada y se aborda generalmente desde una perspectiva médica o científica, pero no personal. Así que, aparte de entender el lado técnico, me tocaba básicamente hacer alquimia para abordar de manera integral mi enfermedad con lo poco o mucho que tenía, y así comenzó mi proceso.
En ese ejercicio de alquimia tuve varios laboratorios, uno de los principales fue mi cocina. Recuerdo que, después del diagnóstico llegué a almorzar a mi casa y tomé decisiones muy conscientes de lo que iba a comer y por qué. De postre me regalé como antidepresivos naturales un cuadro de chocolate oscuro 72%, orgánico, de Tumaco Colombia, unas nueces del nogal y unas uvas pasas, para ayudarle al cuerpo a liberar neurotransmisores como la feniletilamina, y que la dopamina, serotonina y noradrenalina comenzaran a trabajar.
En esa cocina se eliminaron casi por completo los lácteos de vaca, el gluten y varios alimentos inflamatorios. La pandemia facilitaba comer sano y preparar los alimentos con ingredientes frescos que ahora llegaban hasta la puerta de mi casa.
Luego de varios meses de espera llegó la cita con mi médica funcional para comenzar a abordar la depresión posparto con distintas terapias y me hizo una pregunta que nunca ningún otro doctor me había hecho, y aquí viene nuestro tercer tema incómodo.
—“Gaby: ¿Cuántas veces vas al baño? ¿Cuál es el aspecto de lo que sale cuando vas al baño?”
Y me di cuenta que, como nos pasa a muchxs, yo ponía mucha atención a todo lo que entraba a mi cuerpo, pero no a lo que salía de mi cuerpo, y este dato es clave en el manejo de cualquier enfermedad mental.
La medicina funcional considera al intestino nuestro segundo cerebro. Ambos órganos están conectados vía el nervio vago, y su comunicación va en dos vías. Un buen ejemplo para el tema que nos apremia es cuando una persona entra en un ataque de ansiedad, que son muy frecuentes durante la depresión posparto, el sistema digestivo se colapsa.
Otros ejemplos de esta conexión que seguramente muchxs de ustedes han vivido son, las mariposas en el estómago porque estaban emocionadxs, o el dolor de cabeza después de una comida muy pesada. Esas son pequeñas señales de esa comunicación en dos vías que existe entre ambos órganos.
Desde el enfoque de la medicina funcional para tratar la depresión y la ansiedad, o cualquier enfermedad mental, se debe comenzar por la salud del intestino. Es clave entender que, el 95% de la serotonina, comúnmente llamada la hormona de la felicidad, es producida en el intestino.
Si un intestino está en disbiosis o desbalance, no puede cumplir sus funciones básicas como absorber nutrientes o eliminar toxinas de nuestro organismo, entre otras. Ese desbalance en nuestro intestino puede intensificar el desbalance de nuestra mente y, así, disparar los síntomas de la depresión y la ansiedad.
Para devolver el balance al intestino recomiendo 3 pasos sencillos y poderosos: limpiarlo, fortalecerlo y nutrirlo. Eliminar alimentos inflamatorios como el gluten, los lácteos, el azúcar y los alimentos procesados, es clave. También incluir alimentos fermentados y diferentes tipos de probióticos, sanar el tejido del intestino, consumir mayor cantidad de fibra, prebióticos, más comida viva, más vegetales, más frutas y más grasas saludables.
La depresión postparto así como llega sin anunciarse, también se va sin anunciar. Mejorar nuestros hábitos alimenticios podría acelerar su salida, pero, más allá que esto, ayudará a vivir la depresión con subidas y bajadas menos pronunciadas.
Mi objetivo al hablarles de estos temas incómodos es romper paradigmas acerca de la depresión posparto y la ansiedad, educar a las personas en este tema y hacer la enfermedad más tangible desde una perspectiva personal. Además, crear un espacio para que, quienes la sufren la identifiquen y la traten, y quienes conviven con una mujer que padece esta condición puedan actuar de manera más compasiva y apoyar el proceso.
Mi nombre es Gabriela Rojas, soy mujer, madre y esposa. La maternidad me cansa y tengo una enfermedad que se llama depresión posparto, pero también escribo intentos de poemas con fotos de mis hijos en su mejor versión; también con una sonrisa genuina digo que la mejor decisión de mi vida fue hacer una familia.
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Después de más de 10 años trabajando en desarrollo internacional, inclusión financiera y fintech para América Latina, en 2018 Gabriela Rojas Vargas decidió seguir su pasión y entrar en el mundo de la salud y el bienestar además de vivir una maternidad casi a tiempo completo, la cual le ha traído retos y aprendizajes que vale la pena compartir. Actualmente, es coach en Nutrición Funcional, consultora para SolveNext Latam y Co-Fundadora de Grattitude for Business, una plataforma para promover la gratitud en espacios de trabajo.