Por Brenda Bih Chi
@chibrendabih
“Ser una esposa perfecta”. Esto era mi meta cuando era niña, pero no mi sueño.
Mi verdadero sueño era traer justicia, mejorar las vidas de las personas y contribuir activamente en el desarrollo de mi comunidad, tal y como lo hace un líder. Todavía recuerdo cómo mi madre me decía: “Aprenda a cocinar rico. Si no, serás una desgracia en la casa de tu esposo”.
Me hubiera gustado escuchar algo como: “Hija podés ser lo que querás. En la vida no importa tu sexo”. Sin embargo, entiendo claramente que nunca fue culpa de mi madre porque ella me enseñaba lo que se había enseñado desde generaciones anteriores a la mía. Además, desde que decidí romper el círculo vicioso generado por este tipo de enseñanzas y, en cambio, luchar por mis sueños, ella ha sido uno de mis alientos más grandes.
Soy Brenda Chi de Camerún, un país ubicado en el centro de África. Es muy probable que nunca hayás escuchado de mi país, pero, si sos una persona amante del futbol de los años 90, en ese caso, probablemente hayás escuchado de mi país antes. O tal vez, al menos, has escuchado de algún país africano por la belleza de sus danzas y trajes típicos.
Como cualquier cultura, la mía tiene sus bellezas y sus defectos. Defectos como el hecho de que está mal visto hablar sobre la sexualidad. Una como mujer debe ser muy sumisa, pero, además, hasta la menstruación es vista como algo sucio de lo que no se debe hablar.
Se cree que solo las mujeres sufren las consecuencias de dichas crianzas, pero la verdad es que es la comunidad entera, e incluso las mismas naciones, también la sufren. Durante mi niñez, yo era realmente ignorante sobre la sexualidad, fui acosada varias veces por un familiar, me daba mucha vergüenza conocer partes de mi cuerpo, me pegaron muchas veces en la escuela… Y todas estas experiencias o percepciones, en conjunto, contribuyeron a hacer que creyera que era una persona “inferior”.
En el año 2017, a la edad de 18 años, tuve la oportunidad de salir no solo de mi país sino de mi continente y de estudiar Agronomía, una carrera que, se considera, está hecha para los hombres, debido a su desempeño físico.
Al salir de mi país tuve la oportunidad de volver a nacer, crecer y luchar por mis sueños, aunque esto me trajo grandes retos, tanto por el idioma como por el choque cultural. Sin embargo, a la vez, todo esto me ayudó a desarrollarme como persona.
El proceso de empoderamiento no fue una lucha individual. En realidad la Brenda de hoy es fruto del apoyo de muchas personas que contribuyeron en el proceso, especialmente de mujeres; mujeres que supieron llamar mi nombre para abrirme oportunidades, mujeres con quienes compartí sonrisas y lloradas, mujeres que no me discriminaron por mi color de piel, ni raza.
Desde ahí entendí el poder de la Sororidad. Hoy estoy a pocos meses de graduarme como Ingeniera Agrónoma; estoy trabajando en varios proyectos de empoderamiento de mujeres a través de la educación sexual y soy una emprendedora. A través de mis proyectos he llegado a impactar la vida de alrededor de 300 mujeres y chicas en mi país. También soy una activista para los Derechos Humanos, especialmente para que se pueda respetar sin importar el género de la persona.
Contar mi historia en TEDx Llorente Women 2020 fue mi manera de romper los tabús relacionados con la educación sexual, una oportunidad de recatar la importancia y el poder de la sororidad. No fue fácil decir que fui acosada frente a una población tan grande, pero sabía que muchas mujeres se sentirán identificadas por mi historia y podían contar sus historias.
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Brenda Bih Chi nació en Camerún y vino a estudiar agronomía a Costa Rica. Es apasionada del desarrollo comunitario, promotora del liderazgo femenino y activista del empoderamiento de las mujeres a través de la autonomía sobre su salud sexual.