Sin Categoría

Aprender a leer con calma

Por Fernando Chaves Espinach

Cada quien debe encontrar en casa su mecanismo para lidiar con el encierro y la incertidumbre. Aunque día y noche nos sometemos al bombardeo de noticias (no todas buenas ni alentadoras), es fundamental abrir un espacio propio para continuar respirando. Una de las mejores herramientas para conseguirlo, es leyendo.

La lectura acapara gran parte de mi vida despierto, al lado de ver pelis; el resto del tiempo, escribo sobre ambas cosas. Aunque sé, por tanto, que hablo desde mi experiencia, defiendo con firmeza el potencial liberador y estimulante de los libros, en especial en momentos de crisis personal y, ahora, social.

 

Estar teletrabajando no implica siempre pasar menos tiempo ocupado, aunque ya no dediquemos tantas horas a adormecernos en presas. Sin embargo, le sugiero algunas ideas para incorporar más lecturas a su vida en esta temporada de distanciamiento social y, así, resguardar la salud mental.

 

  1. Se hace lo que se puede: El primer consejo para leer mejor en esta temporada es recordar que no está obligado a hacerlo. Ni en épocas normales ni ahora es mandatorio leer; nadie se va a enojar si no lo hace, porque a diferencia del cole, si no lee, nadie lo va a penalizar. Pero aquella vieja costumbre de penalizar el desinterés y el aburrimiento nos deja huella. Así que empecemos de a poquitos: una página al día. Después de tres días, dos, y así sucesivamente. A nadie le urge que terminemos esa novela romántica o esa historia global de la papa. Si lo leemos, es porque enriquece nuestro espacio mental, nuestro acervo intelectual y nuestra salud.

 

  1. Pero los retos alimentan la mente: Eso no quiere decir que tengamos que quedarnos en el nivel más básico. Ya sabemos cómo funciona el ejercicio físico: hay que desafiarse para progresar, y sin sudor no hay ganancia. El sedentarismo mental es real, así que leer un libro retador puede levantarnos del colchón y poner a trabajar el cerebro en algo más que no sea pánico y desazón por el futuro.

  2. De cualquier modo, hay un libro para cada quien: A menudo me preguntan algo así como: “Si yo no tengo la costumbre de leer, pero quiero hacerlo, ¿por dónde empiezo?”. Yo tengo mis

predilectos, mis títulos que sé capaces de seducir hasta al más ajeno a la literatura: Seda, de

Alessandro Baricco, los poemas de José Emilio Pacheco, los cuentos de Samantha Schweblin y Guadalupe Nettel. Pero más allá de eso, hay un libro para cada quien. Si le apasiona el fútbol, no lo dude: algunos de los mejores escritores del mundo le han dedicado páginas increíbles. Lo de la papa era en serio: se llama Potato: A Global History, y es de Andrew F. Smith. Es fascinante.

  1. No hace falta hacerlo solo: Más gente en casa implica más ruido. En pareja, con niños y adultos mayores, y simplemente juntos, nos provocamos más distracciones. Aunque eso irrumpa en nuestra rutina de lectura o nos dificulte desarrollarla, no hay que olvidar que la lectura no tiene por qué ser una actividad individual. No olvidemos que la narración y, luego, la literatura, nacieron en grupo y en voz alta. Leer relatos o novelas en conjunto, pedirle a cada ocupante de la casa que nos lea algo interesante (¡no pandémico!) o que recite poemas predilectos cada noche puede convertirse en una actividad divertida nuevamente. Ya lo hacíamos de pequeños, probablemente.

¿Y si se quedó sin libros? Pues las librerías, así como tantos otros negocios locales de Costa Rica, se han adaptado a las circunstancias y también agradecen la ayuda del público lector por la salud de su negocio. Las Pequeñas Librerías es una iniciativa que agrupa actualmente a Libros Duluoz (en Instagram @libros.duluoz), la Librería Andante (@lalibreriaandante) y la Librería Francesa (@libreriafrancesacr). En cada una puede ver el catálogo, solicitar recomendaciones y pedir libros, que le enviarán por Correos de Costa Rica. La Librería Internacional y la Librería Lehmann están anunciando sus horarios especiales y sus formas de envío también. Recordemos que también es fundamental apoyar estos negocios locales para poder reunirnos en sus bellos locales cuando todo esto haya pasado.

 

 

Dicho eso, ¿qué recomendaría leer en estos días? Una novela larga, rica y densa siempre funciona.

Estoy leyendo Middlemarch, de George Eliot, y me siento totalmente apartado del mundo cuando regreso a ella. Cinco libros que se me ocurren ahora:

  1. Temporada de huracanes, de Fernanda Melchor
  2. Americanah, de Chimamanda Ngozi Adichie
  3. La amiga estupenda (el primero de cuatro libros), de Elena Ferrante
  4. Los niños perdidos, de Valeria Luiselli
  5. Los argonautas, de Maggie Nelson

Pero en realidad: lean lo que los haga felices. Todos nos merecemos un espacios con nosotros mismos en medio del barullo.
————————————-

Fernando Chaves Espinach es periodista cultural y programador independiente de cine. Escribe regularmente en La Nación y sus artículos se han publicado en BBC Storyworks, NANG Magazine, Revista RARA, Itch, Avianca en Revista y otros medios. Ha sido programador del Costa Rica Festival Internacional de Cine, Korean Film Nights, Young Voices @ British Film Institute Future Film Festival y otros espacios.


Artículos Relacionados