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Dylan y de todo un poco

Por Karina Salguero Moya
@salgueromoya

Me pidieron escribir de música, por eso hablo de literatura.

Los suecos hacen mi tarea más fácil, porque hace menos de cinco años tuvieron el coraje para darle un Nobel de literatura al icónico músico estadounidense Bob Dylan, un acto que descolocó a las buenas letras y convirtió en novela al manual básico de solfeo. Gracias Good Feed por dejarme hablar de la música que leo.

Entonces twas Bob Dylan, que pasando por alto el confinamiento, en marzo nos voló la cabeza con Murder Most Foul. Un fragmento de la historia de Estados Unidos, narrada y contextualizada magistralmente en 17 minutos.

Una crónica contada con piano, platillos y las cuerdas de un violín. Se trata de la muerte de John F. Kennedy, presenciada por miles de personas, y que como la paradoja de esas décadas, todavía sigue siendo un misterio. 

Comprime un acontecimiento mundial, que si se escucha con atención, explica lo que estamos viviendo en el presente, como resultado de nuestras decisiones colectivas. Se vale de unos versos que forman estrofas y 1.440 palabras pronunciadas por miles de personas durante años. Una clase de historia, que solo puede ser pensada en estos tiempos, en los que el segundero del reloj es irrelevante y ya una pieza musical puede durar más de tres minutos, porque las disqueras perdieron el monopolio del tiempo.

Todo el discurso conteporáneo es transgénero. Yo quiero pensar que los 17 minutos de esta canción, deja de ser contracultura para alcanzarnos a todos y todas tal como lo hizo Dylan con Like A Stone, Tangled Up In Blue o Tambourine Man se convierta en el documental de nuestros tiempos. En la escritura liberada del formato y el discurso que por su potencia, sea capaz de superar cualquier plataforma y a la vez viajar en todas.

Y antes de que les parezca raro, o forzado citar un verso de Bob Dylan, que no es de Murder Most Foul, sino de otra obra de arte como: 

I saw a newborn baby with wild wolves all around it

I saw a highway of diamonds with nobody on it

I saw a black branch with blood that kept drippin’

I saw a room full of men with their hammers a-bleedin’

I saw a white ladder all covered with water

I saw ten thousand talkers whose tongues were all broken

I saw guns and sharp swords in the hands of young children

And it’s a hard, it’s a hard, it’s a hard, and it’s a hard

It’s a hard rain’s a-gonna fall.

Traducido al español:

“Vi a un recién nacido rodeado de lobos salvajes

Vi una autopista de diamantes que nadie usaba

Vi una rama negra goteando sangre fresca

Vi una habitación llena de hombres cuyos martillos sangraban

Vi una escalera blanca cubierta de agua

Vi diez mil oradores de lenguas rotas

Vi pistolas y espadas en manos de niños pequeños

Y es dura, dura, dura

Muy dura la lluvia que va a caer”.

De A Hard Rain’s A Gonna Fall e imaginarla cantada por Patti Smith, frente a la monarquía europea, voy a declarar que gracias al sincretismo y a la posibilidad de romper con un paradigma tan brutal como el que nos clasifica en géneros, colores y formas, es que hoy tenemos la oportunidad de cambiarlo todo. 

Además, por su sensible y generosa lectura de esto que redacté, y que ve la literatura como música y viceversa, pienso que mi recompensa, por que sé que no voy a lograr la paz mundial, puede estar en una caja de vegetales frescos, prueba de que siempre vienen tiempos mejores.

Hace doce años y unos meses viajé a Guadalajara, meciendo una panza de ocho meses de embarazo. Pensé que Bob Dylan nunca iba a dar un concierto en Costa Rica y me fui a quedar donde un amigo, que me hospedó con cariño y silencio comprensivo. Estaba segura y lo sigo estando, de que si Nico escuchaba a Dylan desde allá adentro, le iba a resultar más fácil entender la historia, ser mejor persona, y sin mayor cuestionamiento, saber que la vida es una canción. 

Y como todo es mezcla y yo no estoy exenta, gracias Dylan, amor eterno, pero esta hortaliza bien ganada, la voy a sazonar con cumbia colombiana. Salud.

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Karina Salguero Moya es directora del Teatro Nacional de Costa Rica desde el 2019. Mantiene un programa en Desayunos de Radio Universidad de Costa Rica sobre temas de fortalecimiento de la economía creativa.


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