Por Tapado Vargas
@tapadovargas
Si creemos en la ciencia, inminentemente estaremos de acuerdo que “todo” comenzó en el Big Bang.
Siendo así, automáticamente debemos pensar en el gran sonido producido en aquel momento de la gran explosión que se extendió por lo que llamamos el universo. El sonido entonces, viene de manera inherente.
¿Pero qué lo originó? Es algo que no podemos responder. En nuestra imaginario esa explosión vino con un gran sonido pero no sabemos nada más allá de eso.
Lo único que podemos saber es que, después de ese gran inicio, en el punto donde se ubica la tierra en el sistema solar, luego de eones de años (no se puede hablar de millones), nos encontramos los seres humanos dilucidando qué fue primero: si el sonido o la luz.
Ambos están juntos.
El sonido es vibración, vibración es energía, y, si es energía, es luz.
Si nos han dicho que la energía no muere, sino que se transforma, entonces lo mismo ocurre con el sonido.
Se ha demostrado que cada planeta o esfera que hay en el universo, produce una vibración, por lo tanto, también produce un sonido. Cada manifestación en el universo, desde nebulosas, galaxias, tienen sonido. Nuestra galaxia tiene un sonido, y lo mismo aplica para nuestro sistema.
La forma en la que vemos una nebulosa, es porque la cámara capta una frecuencia vibratoria que se interpreta en color. El color es temperatura y eso lo hace sonido.
El sonido está conectado con el color, que es luz, con la energía, con la materia.
Esto no es nada nuevo. De hecho, los pitagóricos tradujeron esto al mundo occidental hace unos 3.000 años. Desde entonces todos los físicos estudian la “música” de las esferas
como un tema muy profundo en la física. Encierra ese misterio de que el sonido viaja por todo el universo
Un humano no percibe ese sonido porque nuestro rango es muy corto, pero el hecho de que el sonido sea imperceptible para los humanos, no quiere decir que no exista. Ya ha sido medido, así que podemos saber que ahí está.
En muchas lenguas antiguas los 7 días de las semanas son las 7 esferas que se reconocieron en su tiempo: La luna, el sol y otros 5 planetas. En ese recuento no se incluye la tierra porque es desde aquí que escuchamos su influencia.
Es correcto decir que somos el centro del universo pues desde aquí es desde donde observo el universo.
El número de 7 esferas y 7 días de la semana también están en las 7 notas.
Ahora vayamos al arcoíris, donde vemos un acorde de 7 notas:
Do se ve rojo, Re es anaranjado, el Mi amarillo, Fa verde, Sol azul, La se ve violeta y la nota Si es dorada o índigo.
En un arcoíris, el agua nos deja ver el sonido, o, más bien, el prisma nos deja ver la frecuencia vibratoria que comprende todas estas notas.
El sonido nos envuelve a todxs. No podemos evitarlo. Aún a la persona sorda, quien, si bien no puede traducir los sonidos que están en esta dimensión humana, sí percibe las vibraciones que están a su alrededor. A través de su piel escucha.
De hecho, el sonido no solo lo percibimos por el oído, sino por todos los sentidos.
Cuando vemos el arcoíris, o con máquinas, por ejemplo el ultrasonido. Creemos que es una máquina de video, sin embargo, el micrófono escucha los órganos y, por la vibración que da, el médico sabe que la vibración habla del estado en que está dicho órgano.
Cuando vemos a un bebé, lo hacemos con una máquina con cuarzos que emiten un sonido. Ese sonido, como el sonar de un submarino, entra al vientre, se devuelve y ese sonido lleva la información que transmite la máquina. Te dice el tamaño de los huesos, la formación del corazón, el tamaño del fémur…
Si lo vemos así, el ultrasonido es un ejemplo del poder del sonido, que a través del sonido podemos ver y tener una visión del pasado, presente y futuro.
La máquina del ultrasonido se desplaza en el tiempo. Ve el pasado: puede decir de qué tamaño estaba el bebé. Ve el presente, pues te dice cómo está hoy o si es niña o niño. Dice el futuro: cuándo podrá nacer aproximadamente o si vendrá con ciertas condiciones físicas.
Y ya que hablamos de un bebé. Así como nos preguntamos cómo ocurrió la gran explosión, ¿nos preguntamos de dónde nace la voz humana?
La primera respuesta es saber que uno inhala, los pulmones se llenan de aire, y que al salir, tocan las cuerdas vocales.
Eso me lo explica fisiológicamente, pero no nos dice de dónde salió la voz.
Cuando llego a este punto, me gusta contar la metáfora de Jesús. Él explicó que lo importante no es lo que entra a la boca humana, sino lo que sale de ella, pues del corazón proviene. Eso despierta la pregunta: ¿realmente sale la voz humana del corazón?
¿Cómo demostramos que el amor se percibe con el corazón? Científicamente eso no es posible, pareciera una metáfora, un simbolismo. Hoy en día hay un descubrimiento que para mí es el más importante en este tiempo: la matemática del corazón.
Nos cuenta que hay más de 40.000 neuronas que salen del corazón al cerebro. Para algunxs esto significa que ese es el verdadero cerebro, o románticamente decir que ese es el cerebro del amor o de la vida. Bajo ese descubrimiento científico podemos decir que es literal.
Cuando muevo mi mano, primero pienso que quien la mueve es el cerebro, pero el cerebro lo que hace es cumplir una orden, pero eso viene desde el corazón. El cerebro no tiene discernimiento, la conciencia sí.
Si la consciencia logra discernir que el corazón emite neuronas y logramos actuar desde el corazón, vamos a enviar neuronas al cerebro, y él, enviando señales a las cuerdas vocales, nos permite transmitir palabras con un conocimiento que conecta del corazón con lo que llamamos amor.
Tener consciencia de esto nos permitiría construir un mundo desde el amor, con la noción de que nuestra voz es la que logra manifestar nuestra consciencia.
El amor es acción y es fuerza creadora. Lo que siento por mis hijos o mi pareja, no es el amor en sí, sino una manifestación de El Amor, ese que me gusta pensar que creó el Big Bang, las estrellas, nuestro Sistema Solar, y que nos puso a nosotrxs en este planeta azul… que llamamos Tierra.
Tenemos que preguntarnos si cada vez que hablamos, hablamos desde el corazón. Cada quien tendrá una interpretación de qué es el amor y el corazón. Cada quien tiene su definición de qué es el amor y el corazón, pero hay un amor universal que lo ha hecho todo y que permite que cada persona tenga una voz única e irrepetible.
Debemos tomar consciencia de que nuestra voz tiene un poder que comunica, que construye o destruye.
O que, al silenciarla, no se comunica y puede llegar a ser una explosión.
Nuestro reto es conocernos a través del silencio para escuchar las palabras que tienen que salir del corazón.
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“Tapado” Vargas es músico y terapeuta vibracional. Tiene estudios de Sanación Pránica, del Sistema Acutonics. Además es conferencista y profesor.