Cultura

Karaoke Boy: Contar historias sin palabras

Karaoke Boy

Por Arturo Pardo
@karaokeboy___

Este estilo cambiante de Karaoke Boy tiene su razón de ser. Para Adrián es un reflejo de la manera en que está creciendo como persona.

Cantar en un karaoke es despojarse de cualquier asomo de timidez que recorra el cuerpo. Tomar el micrófono y convertirse en el protagonista del soundtrack del momento es un acto de valentía convertido en canción. “Está ligado a la actitud y el coraje y es mandarse a hacer lo que disfruta”, dice Adrián Eduardo Ramírez, a quien para estas instancias nos referiremos como Karaoke Boy.

Fue justamente en los karaokes que los amigos de Adrián le pusieron este apodo, el cual él luego convirtió en un álterego. Surgió con el atrevimiento de demostrar quién era y ahora, en su faceta de ilustrador hay mucho de eso presente. “Es como un personaje que no representa todo lo que soy, pero que me permite mostrar algo”, explica. 

Adrián tiene cerca de una década de trabajar como redactor creativo en agencias publicitarias, pero en algún momento de su vida, en una etapa que quedó a medio camino, estuvo en Artes Plásticas de la Universidad Nacional. En medio de la pandemia, una amiga le prestó la tablet y entonces su faceta más artística volvió a despertarse, como un cosquilleo que no podía ignorar.

Stickers y confesiones

Primero nació un proyecto al que nombró Bribón Matón, con el que produce stickers que traen mensajes que tal vez a alguien le daría pena decir en voz alta. Algunas frases pueden ser cursis, pero otras más directas apenas para el coqueteo. En esa faceta hay un estilo concreto, que se mantiene entre cada frase. En cambio, en la vertiente de Karaoke Boy, el estilo artístico es más mutable, experimental y expansible. Cuando Adrián nos compartió las imágenes para incluir en una de las ediciones del Good Feed vimos algunas opciones en blanco y negro, otras en collage. En algunas había animales como protagonistas y en otras encontramos a jóvenes atrevidos y pintorescos, solo para citar algunos ejemplos. 

Este estilo cambiante de Karaoke Boy tiene su razón de ser. Para Adrián es un reflejo de la manera en que está creciendo como persona, como un ser humano que pasa por diferentes tonos, modos y estados de ánimo. 

“Afortunadamente, tengo la posibilidad de pensar ideas para diferentes propósitos. En esto encontré un recurso para que la gente me pueda conocer y entender cómo me siento como persona. Soy alguien abierto a entender que los cambios no hacen mal”; dice. 

Ser feliz al ilustrar

Quizá dentro de lo que se puede encontrar reiteradamente en su estilo son las imágenes sin contornos, una mezcla atrevida de colores y, como él dice, poca sistematización. “Prefiero buscar maneras diferentes de hacer algo, en lugar de repetir algo que ya se construyó”.

Entendiendo qué es lo que lo pone feliz, es que ha ido descubriendo qué le gusta ilustrar y cómo se siente más cómodo haciéndolo.

Las imágenes que publica en su cuenta en Instagram se enfocan en contar cosas, pero sin palabras de por medio. La ilustración dice todo lo que se puede decir, aunque tenga un trasfondo vinculado a un mensaje más amplio. Para el artista, cada una de estas ejecuciones es un ejercicio de meditación y salud mental. Es un proyecto con el que se escapa de su día a día, pero a la vez profundiza en él. “Con la ilustración me siento cómodo transmitiendo mis sentimientos. Ya lo había intentado con textos y me di cuenta de que tal vez no era el recurso correcto. En cambio, este es un recurso de apoyo y quiero que la gente se sienta parte de él y reinterprete a su manera lo que ve”, concluye. 

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