Por Good Food
@goodfoodcr
El plástico está presente en nuestra vida más de lo que creemos saber: usamos recipientes de plástico, nos sentamos sobre implementos de este material, pero inclusive lo llevamos a nuestro organismo, aunque no lo queramos.
Los plastificantes son los componentes químicos que le dan esas cualidades de flexibilidad y de dureza al material, siendo los más comunes los ftalatos y los bisfenoles. Ambos están asociados a diferentes problemas de salud cuando ingresan a nuestros sistemas, por lo que es importante tomar todos los pasos posibles para evitar su consumo.
Una de las principales fuentes por las que ingresan estos químicos a nuestros cuerpos es por la liberación en envases de alimentos. En Good Food hemos dado importantes pasos para reducir al máximo el uso de recipientes de plástico. Actualmente, la gran parte de nuestros recipientes son de materiales reutilizables y ecológicos, de la empresa Ficus. (Con ellos hablaremos en uno de nuestros próximos podcasts.)
Volviendo a las fuentes de ingesta de químicos como los ftalatos, también pueden provenir del agua y de suelos contaminados. En otros casos también se desprenden de los tubos, cintas transportadoras y guantes utilizados al procesar alimentos.
Estas son algunas recomendaciones que están en nuestras manos para reducir la exposición a los químicos ya mencionados:
1. Reducir el uso de recipientes de plásticos para guardar alimentos. En caso de que los use, no calentarlos en microondas y evitar usarlos para almacenar alimentos calientes. (El calor aumenta la liberación de químicos)
2. Evitar el consumo de comidas rápidas, pues diferentes estudios han evidenciado que la presencia de ftalatos y sustitutos de ftalatos es más alta en este tipo de comidas.
3. Limitar el consumo de alimentos con alto contenido de grasa. Los alimentos con mayor contenido de grasa suelen acumular más los químicos.
4. Cambiar las herramientas de cocina por algunas de madera, acero inoxidable o silicona y evitar las tablas de picar que sean plásticas.
5. Usar botellas de agua de vidrio o de acero.
Consumir alimentos frescos y con el menor grado de procesamiento contribuye en este proceso de reducción de exposición a los químicos. Las frutas y vegetales que no están empaquetados tienen menos probabilidades de estar en contacto con los químicos. Algunas de estas medidas, como ves, no son tan difíciles de poner en práctica, y conlleva muchos beneficios para la salud.
Alimentación
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