GOOD FEED #148 Cómo funciona el ejercicio oncológico
Por Good Food
El ejercicio físico tiene un papel relevante en la salud de cualquier persona. Sin embargo, en el caso de los pacientes de cáncer, representa un aumento en la supervivencia y la prevención de recaídas y de sufrir de otras enfermedades.
Así lo refleja un estudio de Soraya Casla, una española doctora en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte especialista en oncología.
Su análisis se enfoca en las consecuencias positivas que tiene el ejercicio sobre los efectos secundarios que tiene el tratamiento de cáncer, siempre y cuando sea adaptado e individualizado. Es decir, se aplica diferente para quienes desde siempre han realizado ejercicios, así como se empieza una rutina en el caso de quienes apenas van a integrar el ejercicio a sus rutinas. La personalización también depende del avance del cáncer.
Durante cuatro años, la doctora desarrolló un ensayo con más de 200 pacientes.
“Demostramos que el ejercicio que mezcla intensidad alta e intensidad moderada mejora todos los aspectos fisiológicos: aumenta la masa muscular, mejora la capacidad de producir energía y el sistema circulatorio y cardiovascular”, explica la profesional en un artículo del diario El País.
La profesional recomienda empezar con la caminata como ejercicio, pero ir haciendo un avance progresivo hasta incluir ejercicio cardiovascular, de fuerza y de equilibrio, entre otros. Además, para los pacientes de cáncer recomienda empezar a hacer ejercicio antes del tratamiento para tolerar mejor el procedimiento y reducir los efectos secundarios. La rutina se extenderá hasta después de finalizado el tratamiento.
Alimentación
La clave está en los alimentos antiinflamatorios
Los alimentos antiinflamatorios son aquellos que contienen compuestos naturales que pueden ayudar a reducir la inflamación en el cuerpo. La inflamación es una respuesta del sistema inmunológico a estímulos como lesiones, infecciones o toxinas, y puede ser beneficiosa para la curación y defensa del cuerpo en el corto plazo. Sin embargo, la inflamación crónica puede contribuir al desarrollo de diversas enfermedades, como enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2, artritis y ciertos tipos de cáncer.
Los alimentos antiinflamatorios contienen nutrientes que pueden ayudar a modular la respuesta inflamatoria del cuerpo y reducir el riesgo de inflamación crónica. Esta es una pequeña pero valiosa lista de alimentos con propiedades antiinflamatorias que podrías ingerir para desinflamar tu organismo:
Brócoli: Es rico en sulforafano. Idealmente preparado al vapor (no crudo).
Salmón: Aporta vitamina D, omega-3 y proteínas de alto valor.
Nueces: Aprovechable por su alto contenido de zinc, fibra y ácidos grasos.
Cacao: Además de que da energía, tiene componentes que ayudan al metabolismo hormonal.
Chile dulce: Es una fuente perfecta para la vitamina C, E y antioxidantes.
Tomate: Alto en hierro, vitamina K
Cereales integrales: aportan fibra, así como numerosas vitaminas y minerales.
Leguminosas: por ejemplo frijoles, garbanzos o lentejas.
En nuestro podcast
La nutricionista Mónica Martín, de Healthy insiders conversa con Carla Heilbron y Natalia Gaviria en la segunda parte de un tema tan importante como poco conocido a profundidad.
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