Sin Categoría

Cuando los colores se mezclan

Por Peter Loveday
@peter.loveday

Antes, en la época de los televisores a blanco y negro, los equipos de futbol jugaban uno de blanco y el otro oscuro o uno de color sólido y el otro a rayas.

¿Por qué? Porque el televisor no podía transmitir colores. Resulta que mis ojos tampoco. O no muy bien. Veo algunos y otros no. La condición se llama daltonismo, se produce por un defecto en el ojo, que a la fecha, no tiene corrección posible dada la complejidad de la causa.

No todos los daltónicos somos iguales. Yo no distingo rojo-verde-café ni azul-morado ni amarillo-verde. Sin embargo, dependiendo del grado podría ser solo rojo y verde, o, en un caso teórico extremo, en blanco y negro.

Para retomar la introducción del fútbol, cuando el partido es entre el Club Sport Cartaginés, de azul, y el Deportivo Saprissa, de morado, no distingo cuál equipo tiene el balón porque veo los dos uniformes iguales.

Yo nací así, entonces no sé lo que es “ver” todos los colores, por el contrario sí conozco la eterna pregunta de “¿entonces de qué color ve esto?”, la cual recibo cada vez que le menciono a alguien que soy daltónico –normalmente seguido de una explicación de término, ya que es poco conocido–.

En realidad, no me ha causado problemas en mi día a día, he sabido adaptarme; pero sí ha causado situaciones angustiantes.

Cuando estaba en el colegio, en clase de Estudios Sociales, me acuerdo que debía pintar las tierras nuevas de verde y las tierras viejas de café. El punto es que yo lo hice perfectamente al revés, y el profesor, delante de toda la clase, me regañó diciendo que lo había inversado al propio. Al decirle que era daltónico, no me creyó. Fueron mis compañeros y compañeras, quienes hablando en coro, se lo afirmaron como cierto.

Después, en la universidad, debía cursar laboratorios de Física y Química, donde se deben poder distinguir colores. Ante esta situación  pregunto en alguna oficina qué debo hacer, y me indican que debo acudir al Centro de Apoyo al Estudiante con Discapacidad. Yo nunca me había considerado discapacitado –es decir, menos capaz–, sino simplemente que no veo todos los colores. Luego de realizar los trámites el Centro, envío una solicitud de adecuación a los profesores. 

De nuevo, delante de toda la clase, un profesor de una materia teórica alega que estaba abusando del sistema para poder aprobar el curso sin esforzarme.

En las materias donde sí ocupaba ayuda fueron más comprensivos: hacía las partes con colores en grupo o no me evaluaban sobre ello.

En el mundo laboral, decidí trabajar durante 5 años como ingeniero de simulación de la dinámica de fluidos. Abreviado comúnmente a CFD por sus siglas en inglés: Computational Fluid Dynamics. Conocido popularmente como “colours for directors” o colores para los directores. La clave está en el título: colores. Mis compañeros no podían creer que yo no los podía distinguir, por lo que, a manera de broma, cambié la escala tradicional rojo-verde-azul por una monocromática en negro-gris-blanco. Fue con una intención humorística, y todos nos reímos, pero de hecho podía interpretarla mejor de ese modo. Fue una de las tantas adaptaciones que debí hacer para salir adelante. 

Luego están los semáforos y el sinfín de códigos de colores que nos rodean en mapas, boletines y desplegables. De nuevo, he sabido adaptarme a las distintas situaciones, sin embargo, han habido momentos en los que mi única solución al problema ha sido preguntar. Las respuestas han sido variadas: desde un, “por supuesto”, o también una cara de asombro de ¡cómo no lo puedo ver!

Me encantaría que se encuentre una solución, para poder ver el mundo como los demás, no deber explicar lo que es y no escuchar de nuevo “¿de qué color ve esto?”.

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Información adicional:
– En la retina, las células que diferencian los colores se llaman conos. El daltonismo ocurre cuando alguno(s) de los tipos de conos están ausentes. 

– El daltonismo, o la discromatopsia la padece uno de cada 12 hombres y una de cada 200 mujeres.

– La acomatopsia es la visión en blanco, negro y grises. Esta la padecen 1 de cada 30.000 personas.

– En la mayoría de los casos el daltonismo se padece desde nacimiento.
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Soy ingeniero de profesión, músico y autor aficionado. Optimista, soñador y busco siempre la felicidad.


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