Es importante que, al elegir alimentos, se considere su nivel de procesamiento y origen.
Una manera de categorizar los alimentos responde a la necesidad de comprender la complejidad de nuestra alimentación en un mundo moderno.
La clasificación que incluye las categorías de alimentos “procesados”, “ultraprocesados” y “orgánicos” no solo se basa en la forma en que los alimentos son tratados y transformados, sino también en los posibles impactos que estos procesos pueden tener en nuestra salud y en el medio ambiente.
En este artículo explicamos más a fondo cuáles son las características de cada una de estas categorías. Es importante que, al elegir alimentos, se considere su nivel de procesamiento y origen. Optar por alimentos menos procesados contribuirá a una dieta más saludable y sostenible. La clave radica en la variedad y en la toma de decisiones conscientes en torno a la alimentación cotidiana.
1. Comida Procesada
La comida procesada es aquella que ha sufrido alteraciones en su forma original para hacerla más segura, duradera o conveniente. Estos procesos pueden incluir el lavado, el corte, el enlatado o la congelación. Ejemplos comunes de alimentos procesados incluyen:
- Frutas y verduras enlatadas.
- Quesos empaquetados.
- Carnes curadas o ahumadas.
- Pan y cereales envasados.
La comida procesada, al someterse a cambios mínimos en su estado original, busca principalmente mejorar su durabilidad, accesibilidad y practicidad. Estos procesos pueden incluir el enlatado, congelado o deshidratación, facilitando así la conservación de nutrientes esenciales y ofreciendo opciones convenientes para el consumidor. Sin embargo, este nivel de procesamiento puede dar lugar a la adición de conservantes y otras sustancias que, en exceso, podrían tener efectos menos deseables.
Si quisieras saber más sobre los alimentos procesados, podés revisar este texto que publicamos anteriormente en el GOOD FEED. (Alimentos procesados y por qué se distancian de la comida saludable)
2. Comida Ultraprocesada
La comida ultraprocesada va más allá de los simples procesos de transformación. Involucra la incorporación de ingredientes industriales y aditivos para crear productos listos para consumir. Estos alimentos a menudo son altos en grasas saturadas, azúcares y sodio. Estos son algunos ejemplos:
- Comidas rápidas y productos de comida rápida.
- Galletas, pasteles y dulces industriales.
- Refrescos y bebidas energéticas.
- Comidas precocinadas y congeladas con una larga lista de ingredientes.
Esta categoría se caracteriza por alimentos listos para consumir. A menudo se asocia con niveles elevados de grasas saturadas, azúcares y sodio. El énfasis en la comodidad y la vida útil extendida puede resultar en la pérdida de nutrientes esenciales y en la introducción de componentes que, en exceso, podrían tener efectos negativos en la salud a largo plazo.
3. Comida Orgánica
La comida orgánica se cultiva y procesa siguiendo estándares específicos que promueven prácticas agrícolas sostenibles y la reducción de productos químicos sintéticos. Estos alimentos tienden a ser más frescos y contienen menos pesticidas y herbicidas. Los siguientes son alimentos que pueden encontrarse de manera orgánica:
- Frutas y verduras cultivadas sin pesticidas ni herbicidas sintéticos.
- Carne de animales alimentados con una dieta orgánica y sin antibióticos.
- Productos lácteos provenientes de animales alimentados con pasto y sin hormonas.
La elección de alimentos orgánicos busca minimizar la exposición a pesticidas y herbicidas, fomentando una relación más saludable con el medio ambiente. Aunque la evidencia científica sobre los beneficios para la salud de los alimentos orgánicos sigue siendo objeto de investigación, muchos consumidores optan por estos productos con la esperanza de obtener alimentos más puros y sostenibles.
En un artículo publicado anteriormente en el GOOD FEED, Larissa Soto explica más sobre las diferencias entre agricultura orgánica, ecológica, sostenible, regenerativa, climáticamente inteligente y agroecología.
4. Comida Local
La comida local es aquella producida en la cercanía del lugar de consumo. Optar por alimentos locales puede reducir la huella de carbono y promover la economía local. Ejemplos incluyen:
- Frutas y verduras de la estación de agricultores locales.
- Carne de productores locales.
- Miel, pan y productos lácteos producidos regionalmente.
Esta es solamente una de las formas en las que se puede categorizar a las comidas por su origen o características alimentarias. Revisá nuestro menú si querés ver algunas opciones de lo que preparamos en Good Food.
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