Editorial por Arturo Pardo
Previo al 1.° de julio no hacemos ni la mitad de lo que solemos hacer la noche antes del 1.° de enero. Es decir, no tenemos, por tradición, una celebración de mitad de año.
¿Por qué no? El 31 de diciembre podríamos comernos seis uvas en lugar de 12, tal vez sería conveniente caminar con la maleta no por la cuadra entera, sino llegar a media cuadra y devolverse. La otra mitad de las tradiciones podrían hacerse el 30 de junio por la noche, luego de una cena donde no necesariamente haya un tamal y pierna de cerdo sino, ¿qué se yo? pueden ser unos frijolitos molidos arreglados y unos enyucados. Luego nos comemos las 6 uvas pendientes y recorremos la mitad de la cuadra que nos faltaba.
Sin mucha consciencia en las metas, los propósitos y el cambio oficial de calendario, el medio año no solemos tenerlo tan presente más allá de una conversación repentina que tal vez vaya así:
- Ya llegamos a medio año.
- ¿Pero cómo? ¿En qué momento?
- Diay sí, se nos fue volando.
- Ay Dios, en dos momentos vamos a estar en Navidad.
Y sí, es cierto… en cualquier momento estaremos en diciembre, tratando de recordar qué hicimos y no hicimos durante el año, mandando memes navideños, volviendo al gimnasio, deseando que llegue el siguiente ciclo de 12 meses para hacer de nuevo Play y Repeat.
El 2020 quizá sea particular. No importa cuántas uvas se haya comido a inicio de año y cuántas vueltas le haya dado a su cuadra con maleta en mano. El año, por sí solo, se ha encargado de cachetearnos y recordarnos que, muchas veces no somos propietarios de nuestro destino. Este año es un recordatorio de esa máxima tan básica que muchas veces insistimos en olvidar.
Para bien o para mal, el porcentaje de lo que resta del año es menor de lo que ya transcurrió. Ponerse a enumerar los acontecimientos imprevistos, ilógicos, universales e inéditos que han ocurrido en esta primera parte del 2020 sería poner el dedo sobre la llaga. ¿Quién osó a decir alguna vez que todo “tiempo pasado fue mejor”?
A algunos nos ha ido mal. A otros les ha ido peor. Pero algo podremos salvar de este semestre. Siempre hay algo salvable y tenemos la posibilidad de aferrarnos a eso cuando queramos hacer un repaso de lo memorable.
En esta edición le dimos “las páginas” a la reflexión e imaginación sobre lo que podría o no acarrear el resto del año. No se trata de un compilado de clarividencias, sino un ejercicio libre donde se mezclan las experiencias de lo recorrido y la inventiva de lo que está por recorrer. Podríamos decir que es una mezcla entre realidad y ficción, ¿pero acaso decir eso sobre este año no sería una redundancia?
Esperamos que los textos le hagan sentir alguna especie de identificación o reflexión sobre lo que queda por venir. Si no tenía idea de que ya habíamos pasado el 50% del año, nos disculpamos. Lx invitamos a que recuerde, que así como cada 1.° de enero es una buena oportunidad para hacer cambios y encontrar nuevas metas, cada medio año podría tener el mismo matiz… aunque sea por la mitad.