Quejarse es una práctica común en nuestra vida diaria, ya sea sobre el clima, el tráfico o el trabajo. ¿Cierto? A veces no nos damos ni cuenta de que nos estamos quejando porque es un proceso que puede sentirse automático. Aunque ocasionalmente puede ser una forma de liberar tensiones, la queja crónica tiene efectos negativos en la salud emocional y mental. Además, este hábito se ha exacerbado con el auge de las redes sociales, donde la crítica constante a menudo se utiliza como estrategia para captar atención y generar debates.
Desde una perspectiva científica, quejarse se asocia con el sesgo de negatividad, un mecanismo evolutivo que nos lleva a enfocarnos en los aspectos negativos para enfrentar amenazas. Sin embargo, este enfoque continuo puede alterar nuestra percepción del mundo, afectar nuestra capacidad de resolver problemas y aumentar la ansiedad, el pesimismo y la baja autoestima.
Cambiar este hábito requiere consciencia y acción. Practicar la gratitud, buscar soluciones en lugar de solo quejarse y establecer límites con los demás son pasos esenciales para mejorar nuestra calidad de vida. Es cierto que quejarse no es malo si no se convierte en una rutina que desgaste nuestra salud y relaciones. Por acá podés leer más al respecto sobre lo que inclusive tiene un nombre: ‘lamento crónico’.
Salud
El Covid podría haberle dejado más riesgos de enfermedades cardiovasculares
Investigaciones recientes confirman que una infección por Covid-19 aumenta significativamente el riesgo de problemas cardiovasculares, y este efecto puede persistir durante años. Un estudio realizado por la Universidad del Sur de California y la Cleveland Clinic encontró que el riesgo de eventos cardíacos mayores se duplica hasta tres años después de la infección, especialmente en casos que requirieron hospitalización. Los expertos explican que esto puede deberse a la inflamación y daño en los vasos sanguíneos causado por el virus, lo que incrementa la posibilidad de coágulos, ataques cardíacos y otras complicaciones.
El riesgo de problemas cardíacos es mayor poco después de la infección, pero estudios han demostrado que persiste en niveles elevados incluso a largo plazo, especialmente en pacientes con antecedentes graves. Aunque las vacunas y las variantes más recientes del virus han reducido la incidencia de estos problemas, los médicos recomiendan monitorear la salud cardiovascular, especialmente en quienes tienen factores de riesgo como hipertensión o colesterol alto.
Para proteger el corazón, los especialistas sugieren vacunarse, mantener una dieta saludable, hacer ejercicio, evitar el tabaco y consultar al médico tras una infección. Además, tratamientos como aspirina en dosis bajas o estatinas pueden ser útiles en pacientes con mayor riesgo. Adoptar estos hábitos beneficia tanto a quienes han tenido Covid-19 severo como a la población general. Leer más.
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