Por Patricia Velásquez Guzmán
@tiempoliquido
El más grande aprendizaje que me ha dejado este trabajo es tomar perspectiva y entender los grandes avances que hemos tenido las mujeres gracias a las feministas.
El año pasado la Fundación Friedrich Ebert me contactó para hacer un documental sobre la historia de los feminismos en Costa Rica que sirviera como insumo en su trabajo en el programa de formación política “Agentes de Cambio’. Me causó mucha alegría, porque desde muy joven me he asumido como feminista y siento una gran pasión por la investigación. También fue un reto muy grande, pues es el movimiento tiene una larga data en el país, muchas lideresas, y distintos enfoques desde los cuales se podía abordar el audiovisual. Por supuesto había algunas reglas que cumplir, como la duración del documental, el tiempo de entrega del mismo, y otros., que influyeron en la toma de decisiones creativas, como por ejemplo en el número de entrevistadas, en a quiénes seleccionaríamos y en los subtemas que se abordarían.
Lo primero que hice fue buscar textos y audiovisuales ya existentes, fotografías, noticias, o cualquier publicación. Con los textos tuve mejor suerte pues aunque no hay tantísimos; de los Posgrados de Género de la UCR y la UNA han salido interesantes investigaciones. Con los audiovisuales no tuve tanta suerte, encontré pocos documentales y centrados sobre todo en los logros de algunas mujeres en específico. Desde el inicio tenía claro que quería centrarme en lo colectivo, en la gran fuerza que se genera cuando las mujeres trabajamos juntas, y darle contexto, hacer un recorrido histórico de momentos que han sido hitos en la lucha feminista. Así, el documental arranca con la formación de la Liga Feminista en 1923, y el movimiento sufragista que desemboca en la aprobación del derecho a que las mujeres votemos en 1949, y resume en décadas tanto el desarrollo de los distintos movimientos de mujeres como sus logros. Finalmente, cierra con los múltiples retos y necesidades que aún tenemos que resolver.
La escogencia de las entrevistadas fue sumamente difícil, pues hay muchas mujeres destacadas en el movimiento que han abierto camino desde distintos frentes, ya sea desde la academia, desde el activismo, desde las organizaciones de base, desde la ciudad, el campo, las costas, y otras. Así que, sin afán de abarcarlo todo, pues en 25 minutos habría sido imposible, me decanté por mujeres de distintas generaciones, feministas, investigadoras todas, que pudieran narrar esa historia: Yadira Calvo, Monserrat Sagot, Lorena Camacho, Pamela Cunnigham, Rebeca Arguedas, Paulina Torres y Heidy Valencia. Ellas van hilando las luchas en las que se han centrado los movimientos de mujeres en cada década y los logros alcanzados.
La parte más compleja de este proceso fue conseguir el material de archivo, pues no hay mucho contenido a nivel institucional y hay poca sistematización de este. Luego de revisar todo el archivo de la imagen del Centro de Cine encontramos algunos materiales antiguos (1900-1970) y, gracias a la ayuda de distintas organizaciones y mujeres que facilitaron sus archivos personales, pudimos terminar de armar el documental, procurando darle un tratamiento estético ágil y atractivo para las personas jóvenes, que es a quienes va dirigido.
Estos últimos meses han sido muy sombríos para nosotras las mujeres, con muchos casos de violaciones en playas, feminicidios, impunidad, solo por citar algunos ejemplos. Y a veces da la sensación de que nuestros derechos prácticamente no existen. El más grande aprendizaje que me ha dejado este trabajo es tomar perspectiva y entender los grandes avances que hemos tenido las mujeres gracias a las feministas. Como lo señalaba Monserrat Sagot en sus reflexiones, este movimiento ha sido exitosísimo en el mundo entero y en nuestro país: Pasamos de no ser ciudadanas, de no tener ni un sólo derecho, a estudiar, trabajar, votar, a tener legislación que nos proteja, a ser elegidas en puestos de poder. Y todo eso en menos de cien años.
Los feminismos en Costa Rica son movimientos diversos, dinámicos y autocríticos, y es precisamente esa autocrítica la que ha permitido repensar las relaciones de poder, los tipos de liderazgo e imaginar un país en el que todas y todos vivamos en igualdad.
Es cierto que falta tanto aún, pero no podemos hacer menos que darle las gracias a tantas mujeres que han luchado porque nuestras vidas sean mejores y seguir luchando porque las futuras generaciones de mujeres tengan derecho a soñar con lo que quieran.