Por Andrés Díaz P.
@DonCachorro89
Simone Biles ante todo triunfó a la hora de trasladar un mensaje y una reflexión que hizo eco en el mundo del deporte: “Mi salud física y mental cuenta más que todos los medallas que podré ganar nunca”.
Los atletas de alto rendimiento dedican una porción de su vida a una exigente rutina de entrenamientos para estar así a la altura de las expectativas de un comité olímpico, de la afición y de un país entero que invirtió y cree en ellos. Todo esto lo hacen con el fin de cosechar triunfos, recolectar medallas y apropiarse de un lugar en los libros de historia.
Sin embargo, a veces el peso de las mismas expectativas es mayor al de cualquier carga física o rutina de entrenamientos a los que los atletas se someten. Cuando llega la competencia puede ser que todo aquello que se practicó durante años no suceda; puede ser que el caballo no te obedezca, o que se te desgarre un músculo, te caigás de la bicicleta o la pelota –que metiste 15 veces entrenando en un estadio vacío– pegue esta vez contra el vertical, para que, por unos segundos, el mundo a tu alrededor se enmudezca.
¿Cómo vas a lidiar con eso? ¿Cómo se le puede pedir al cuerpo humano sobrepasar sus propias condiciones físicas cuando la mente está hecha añicos?
La historia se ha encargado de demostrarnos que la presión que acarrean algunos atletas escapa de los reflectores, hasta que es demasiado tarde. En 1968, el maratonista japonés Kokichi Tsuburaya se cortó la arteria del fémur tras caer en razón que no podía llegar a competir en los Juegos Olímpicos, celebrados en México ese año. En su mesa de noche dejó una pequeña nota que decía: “Estoy demasiado cansado para seguir corriendo”.
En el 2009, el arquero alemán Robert Enke, se lanzó a las vías del tren tras combatir una depresión causada por el fallecimiento de su hija de dos años. Según el periodista Ronald Reng en su libro, Una vida demasiado corta, Enke también atravesó un calvario debido a la presión a la que se expone un arquero en los escenarios más exigentes del mundo.
La ansiedad es un tema recurrente en los deportes competitivos. En los pasados Juegos Olímpicos tuvimos un ejemplo muy claro, cuando la gimnasta Simone Biles anunció que se iba a hacer a un lado para tomarse un respiro, porque consideraba que estabilizar su salud era más importante que cualquier presea. Esta decisión tuvo bastante eco en las redes sociales y en los medios de comunicación.
Al recibir una carretonada de apoyo y tomarse un respiro, Biles compitió y se fue de Tokio con una plata y un bronce. La estadounidense oriunda de Ohio ya suma siete metales olímpicos en su balance personal, sumando las de Río-2016, pero ante todo triunfó a la hora de trasladar un mensaje y una reflexión que hizo eco en el mundo del deporte: “Mi salud física y mental cuenta más que todos los medallas que podré ganar nunca”.
La tenista japonesa, Naomi Osaka, también se sinceró cuando publicó un ensayo en primera persona, en el que detalla su lucha personal frente a la ansiedad y de cómo esta se ha vuelto más árdua desde que ganó su primera Grand Slam. Ahora tiene cuatro. “Siempre trato de empujarme a mí misma para hablar de lo que creo que es correcto, pero eso a menudo tiene como costo una gran ansiedad”, destacó la deportista oriental, quien decidió retirarse del Abierto de Francia.
La japonesa también fue figura en los Juegos Olímpicos realizados en su país; sin embargo no pudo conseguir ninguna medalla al ser eliminada en la tercera fase.
El galardonado Michael Phelps, el deportista olímpico más condecorado de todos los tiempos, fue uno de los principales partidarios de la decisión que tomaron estas atletas: “Espero que sea una oportunidad para subirnos al tren y abrir de par en par este asunto de la salud mental. Es mucho más grande de lo que nos imaginamos. Cargamos un gran peso sobre nuestros hombros, y es un desafío especialmente cuando estamos en la mira y nos echan encima todas estas expectativas”,destacó el nadador oriundo de Baltimore.
El papel que jugó el tenista serbio, Novak Djokovic, fue otro elemento que atizó las conversación sobre la salud mental de los atletas de élite. El balcánico afirmó que la presión es un privilegio y que sin esa presión no habría deporte competitivo.
“Si su objetivo es estar en la cima del juego, es mejor que comience a aprender cómo lidiar con ella y cómo hacerle frente a esos momentos en la cancha pero también fuera afuera”, afirmó el tenista.
“Todo ese zumbido y todo ese ruido es lo que, no puedo decir que no lo veo o no lo escucho, por supuesto que está ahí, pero he aprendido, he desarrollado el mecanismo de cómo tratar con él de tal manera que no me imponga la destrucción. No me desgastará”, opinó Djokovic quien, irónicamente tres días después de decir esa frase, despedazó su raqueta contra las graderías durante su duelo ante el español Pablo Carreño. El serbio, de 34 años, perdió el encuentro y se marchó de Oriente sin medalla.
El debate sobre la ansiedad y la salud mental en los atletas profesionales no escapa de Costa Rica. El capitán del Alajuelense, Bryan Ruiz, mencionó en una entrevista con Radio Columbia, que él prefería que los jugadores jóvenes evitaran las redes sociales como Twitter, pues se exponen a comentarios negativos de los aficionados y de la prensa deportiva.
¿Cómo enfrentan los atletas la ansiedad?
Para la psicóloga deportiva, Laura Moreira, la salud mental en los atletas es un aspecto que se trabaja constantemente de manera integral junto a otras ramas de la salud como la nutrición y la preparación física.
“La psicología deportiva viene a sumar para trabajar actitudes, pensamientos, emociones. En fin, variables psicológicas como la motivación, la seguridad y la confianza que viene a complementar la preparación física de un atleta”, destacó la psicóloga que trabaja directamente con el ciclista de BMX olímpico Kenneth Tencio.
Los atletas que sufren de ansiedad suelen demostrar síntomas días antes de la competencia, como lo es el insomnio, un torbellino de emociones que se traduce en desconcentración, lo cual los lleva a no poder ejecutar lo que se practicó durante los entrenamientos el día de la competencia. Por lo tanto, Moreira destaca que es importante incentivar el reconocimiento de las emociones en los atletas para alcanzar así una óptima salud emocional y psicológica: “A diferencia de lo que se piensa popularmente, el tema de la ansiedad no es un tabú entre los atletas, ellos lo conversan entre ellos, aunque a veces no utilizan la nomenclatura correcta. Lo que hace falta es que el atleta pueda aterrizar el concepto de ansiedad y, sobre todo, que aprenda cómo trabajarlo y que no se convierta en un cúmulo de emociones”.
Comunicador egresado de la UCR, le gustan los videojuegos de Miyazaki, el Atlético de Madrid y las películas de los Coen. Sufre voluntariamente todos los domingos viendo al Cartaginés.