Sin Categoría

Decidí ser artista

Por Ana Valeria Pol
@anapolg

Confío en el camino lleno de arte, oportunidades y experiencias que me esperan, confío y me comprometo a construir lo que esa niña y yo soñamos con hacer.

 

Para mí, no hay nada más lindo y al mismo tiempo retador que haber escogido una carrera artística, una decisión que hice desde el amor, la pasión y la responsabilidad. La experiencia de todas las personas es muy diferente, para algunas elegir ser artista fue lo más fácil que pudieron haber tomado, a otras, nos llevó un poco más de tiempo hacerlo.

Desde la infancia nos hacen creer que el arte está bien cuando es solamente un pasatiempo. Crecemos y llegamos a convertirnos en personas adultas llenas de miedos, límites y excusas. Mi niñez y adolescencia las viví involucrándome en cualquier actividad que me permitiera expresarme y entretener a las personas. Crecí fantaseando con lo que quería ser “cuando fuera grande”, pero no estaba preparada para serlo cuando sucedió.

Cuando terminé el colegio, sabía y tenía muy claro que quería dedicarme al arte, al entretenimiento y específicamente, a la actuación. La elección estaba hecha, pero no contaba con que las opiniones de mis familiares fueran a tener tanto peso, así que terminé entrando a la universidad a estudiar mi “plan B”. Saqué un bachillerato en Pedagogía y fueron cuatro años acumulando tristeza y haciendo algo que realmente no me gustaba. Cambié todas esas grandes ideas y fantasías por miedos.

Me encontraba en una zona de comodidad muy grande de la que me daba miedo salir. Era como si ahora en mi cabeza viviera una voz que me atormentaba y me limitaba a hacerlo. No me sentía segura y me repetía excusas como “el próximo año lo hago” o “tengo que sentirme preparada para hacerlo”. Me sentía incompleta.

En ocasiones es difícil de explicar, pero veamos: yo siempre digo que mi carrera es el amor de mi vida, lo que yo siento actuando, entreteniendo, dándole vida a personajes y contando historias es algo inexplicable, algo que viene desde el amor y la vocación. Si alguna vez han amado algo con todo su corazón, me entenderán cuando les digo lo triste y frustrante que es verlo como algo imposible.

No hay receta mágica, no puedo decir exactamente cómo pasó, pero en un momento llegué a sentirme tan mal y perdida, que esa fue mi mayor motivación para hacer algo al respecto. Entender que no estábamos hablando de cualquier cosa, era mi vida y mi futuro, que lo que fuera a durar iba hacer que valiera la pena.

Lo primero que hice fue entrar a clases en una academia, ahí, yo era la única joven, las demás eran adultas (entre los 45 y 50 años) que siempre habían querido ser actrices, pero que por diferentes razones de la vida no lo hicieron. Fue un claro ejemplo de que nunca es tarde cuando realmente se quiere algo. Sin embargo, también fue un llamado de atención: yo no quería llegar a la adultez y ver que no había hecho lo que quería.

Poco a poco fui haciendo más cosas, entrando a más clases y talleres, involucrándome en espacios artísticos que me dieran experiencia y aprendizaje. Comencé a notar que no estaba exponiendo mi trabajo, no estaba mostrando todo lo que sabía hacer. Me daba miedo, me comparaba con las personas a mi alrededor, con su proceso, su talento y hasta cómo lucían. Comencé a cuestionar si realmente eso con lo que soñaba era solo una fantasía; dudaba de mi talento y mi capacidad de interpretación. Eso provocó que mis pensamientos invadieran el proceso que había comenzado.

Nuevamente, no existió y no existe una fórmula mágica, sigo en constante aprendizaje. A veces esos pensamientos siguen llegando, pero entendí que si tengo miedo lo hago con miedo, reconozco esos pensamientos y los enfrento. He aprendido a ver a las personas con las que me comparaba como fuentes de inspiración y aprendizaje en mi proceso, me he tenido paciencia, he aprendido a disfrutar mi viaje como artista.

Lanzate y la red aparecerá, es algo que siempre voy a llevar conmigo. La ansiedad, la incertidumbre y el miedo son parte del proceso, pero también lo son la felicidad, el sentirse orgullosa, satisfecha y disfrutar del proceso. Siento nervios antes de salir a escena, antes de grabar o de hacer un casting, pero disfruto el momento, y al terminar, me siento orgullosa, satisfecha, porque le gané a mis miedos, confié y me lancé.

Estoy feliz de haber elegido ser artista, estoy satisfecha con los problemas que decidí enfrentar, estoy orgullosa de haberlo hecho, a pesar de todos los pensamientos y límites que aparecieron en el camino. Confío en el camino lleno de arte, oportunidades y experiencias que me esperan, confío y me comprometo a construir lo que esa niña y yo soñamos con hacer.

Entonces, si está entre tus posibilidades, hacelo, comenzá desde donde podás, confiá y lanzate, que la red aparecerá. Vos ya sos artista, sos igual de importante y valiosx, no necesitás cierta cantidad de seguidores, de experiencia o de reconocimiento, eso llegará con el tiempo, artista ya sos.

 


 

Soy Ana Valeria Pol, pero me gusta que me digan Pol, tengo 21 años. Soy actriz y pedagoga. Me formé como actriz en el Taller Nacional de Teatro y en la Escuela de Actuación Casa Maga y como pedagoga en la Universidad Nacional.