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PLAYLIST: Momentos de admiración a canciones irrepetibles

Por Rodrigo Monge

Cuenta una leyenda que cuando un caminante se encontraba el cuerpo de alguien que, por sus deudas, no había podido tener el entierro apropiado, el caminante tenía dos opciones: pagar la deuda de la persona o pagarle el entierro correspondiente. De esta forma, más adelante podría ser premiado con la salvación, ya fuera por una persona o un animal encarnado por el alma de la persona fallecida.

El espíritu “Grateful dead” puede manifestarse en diferentes formas, desde un ángel guardián, un animal o un compañero de viaje como dice la oración egipcia.

Llegando esta leyenda a oídos del guitarrista Jerry García, que justamente se encontraba en problemas para nombrar a su nueva banda, se aprovechó de tan profunda inspiración y decidió llamarla Grateful Dead. Era el año 1965.

La idea del grupo estaba clara, sería una banda que tocaría en fiestas en las que se experimentaba con la nueva droga LSD impulsada por Ken Kesey y Neal Cassal, fichas claves en la época hippie de San Francisco. La parte financiera la ponía Owsley Stanley, quien producía masivamente LSD cuando todavía era legal y, quien más adelante, se convertiría en el sonidista de la banda.

Fieles a su estilo desde el inicio, los músicos estadounidenses se lanzaron con un sonido nada pretencioso, caracterizándose por la capacidad de entrar en un jam (improvisaciones musicales) en cualquier momento. Esto, a lo largo de la historia del grupo, permitió que todas las canciones tengan versiones diferentes dependiendo del mood del día de los artistas, creando una conexión inigualable con el publico.

Esta particularidad despertó en los seguidores la necesidad de grabar los conciertos para poder escuchar de camino a sus casas la nueva versión de su canción favorita. Después de un tiempo a esos fans se les llamaron “tapers”.

La música siempre encuentra un momento para marcar nuestras vidas. Si pensamos en  las bandas famosas de los años 70, por poner ejemplos, como Led  Zeppelin, Neil Young, CSNY, Pink Floyd  o inclusive The Band llegaron a la vida de quienes los vieron en vivo, pero también de quienes nacimos años después, en otro lugar, en otro idioma. Independientemente de eso, su música es capaz de hacernos clic, en otra era, en otro punto geográfico…

Con Grateful Dead, al tener tantas versiones en vivo  de la misma canción, todo es nuevo, como dicen popularmente: el primer año que escuchás Grateful Dead no escuchamos una canción en particular sino escuchamos momentos.

En lo personal Grateful Dead me enamora con un sonido atemporal, pero también con la capacidad de acompañarme en diferentes momentos de mi vida, en momentos felices, tristes, introspectivos o, inclusive, hasta de fiesta. 

Pero volvamos a quienes los vieron surgir. Es en esas parrandas donde nace el movimiento “Deadhead”: aquellos seguidores que, carburados por las drogas del momento, no se perdían un solo concierto de los Dead. En ellos, podían vestir y actuar diferente sin miedo de ser juzgados por el mundo exterior, con un compromiso altísimo, camaradería al máximo, al punto que muchos viajaban al concierto sin entrada, ya que siempre había un buen samaritano que había comprado un tiquete para regalar.

Actualmente, el inmenso lugar de Jerry García es ocupado por un John Mayer que, lejos de figurar, intenta llenar el espacio como si Jerry estuviera con nosotros todavía.

PROGRAMA 21 DÍAS

Fue el mismo John Mayer quien me presentó a los Dead. Yo leía una revista Rolling Stone cuando invitó a todo aquel que no había escuchado a los “Dead” a que lo hiciera de inmediato. Sin pensarlo dos veces hice caso, no solo los artes de los posters me enamoraron sino también la libertad que tenían a la hora de tocar, no importaba quien se equivocara, nada más había que dejarse llevar por el ride de ese día.

Más allá de ser conciertos, sus presentaciones eran experiencias divinas para algunos de los participantes, imagínense la energía  y el poder de conexión que podía haber en ese momento entre el público y los artistas.

Es por todo esto que los quiero invitar a una experiencia que estoy seguro va a cambiar sus vidas, puede ser ya, ahorita o en un momento cercano pero Grateful Dead tiene una conversación pendiente con cada uno de ustedes, 

What a long, strange trip it’s been…