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No me conozco

Por Ale Vílchez
@alevilchez

Me acostumbré a decir “nunca esto” y “siempre aquello”, pero cuando me di cuenta ese nunca se convirtió en algo de todos los días y ese siempre no se repitió más.

Siempre había pensado que entre mi casa y la pulpe había exactamente 308 pasos, pero los volví a contar y ahora prácticamente son la mitad. También sabía que el tomate sólo me gustaba cocinado, prácticamente nunca comía manzanas y no era capaz de bajar las gradas de noche sin ninguna luz que me acompañara. Siempre había pensado que todas esas cosas me hacían yo.

Me di cuenta de que no me conozco. Las manzanas se han vuelto las mejores amigas de mis meriendas. Ya no sé cuantos pasos separan mi casa de la pulpería, pero sí estoy seguro que no son 308. El tomate ahora me sabe bien en todas sus formas y ya no necesito ninguna luz que me haga compañía cuando tengo que bajar las gradas en la oscuridad.

Dejé de ser la persona que tomaba líquido solo si era fresco y me convertí en alguien que no puede salir sin su botella de agua. Ya no me sé de memoria todas las canciones de High School Musical ni me desvelo leyendo hasta la madrugada, ahora solo leo unas cuantas páginas de vez en cuando. 

No sé si fueron las manzanas, los 308 pasos o mi botella de agua que me hicieron darme cuenta de que definitivamente no sé quién soy. Cada vez que estoy empezando a conocerme, me desconozco. Y estos son solo ejemplos vagos que han reflejado cómo he llegado a cambiar y a crecer con el paso del tiempo, que me han hecho ver que ya no soy el mismo. Estoy en un constante proceso de entenderme, saber que quiero y aún más importante, saber quién soy. 

Me acostumbré a decir “nunca esto” y “siempre aquello”, pero cuando me di cuenta ese nunca se convirtió en algo de todos los días y ese siempre no se repitió más. “Siempre” y “nunca” son palabras muy fuertes que he llegado a usar con mucha ligereza y que, sin querer, termino traicionando. A lo mejor no soy una persona de “siempres”, ni de “nuncas”.

El tiempo me ha hecho darme cuenta que la persona que soy hoy no va a ver ni sentir el mundo de la misma manera que la persona que seré mañana, mucho menos como la que seré en 10 años. “Siempre” y “nunca” se vuelven solamente palabras vacías. 

El proceso de estos cambios ha sido lento, pero sin darme cuenta, soy una persona a la que le gustan cosas que no pensé que me llegarían a gustar, hago cosas que pensé que nunca iba a hacer y dejé de hacer cosas que pensé que haría toda mi vida.

A veces me causa conflicto no saber exactamente quién soy, pero he aprendido a hacer las paces con no conocer cada aspecto de mi vida de manera detallada. A fin de cuentas, esto es solo una oportunidad para conocerme y entenderme. Me ha hecho darme cuenta de que estoy en constante cambio y movimiento. Estoy feliz de poder conocerme cada día y encontrar aspectos de mí mismo que no sabía. Puede que no sean las manzanas, ni el tomate, ni los pasos, ni los libros, las cosas que definen la persona que soy. Realmente sin todas esas cosas sigo siendo yo, pero aún así, representan una parte de mí y de la persona que he construido y llegado a ser.