Editorial

GOOD FEED #93: Mujeres unidas

“No queremos flores, queremos tu respeto”, es una de las consignas repetidas. Se comprende por qué la lucha para el 8M es continua, por qué es inagotable, por qué es indispensable, por qué es combativa.

Regalar una flor o felicitar a una mujer en el 8M, es una afrenta, quizá hasta una falta de respeto. Quizá sigue siendo el primer pensamiento por la mañana del 8 de marzo de algunas personas y, precisamente, el hecho de que exista esa asociación de ideas es parte del problema por erradicar.

“No queremos flores, queremos tu respeto”, es una de las consignas repetidas.

El Día Internacional de la Mujer es un día no de celebración, sino más bien de denuncia, de escuchar peticiones que reclaman igualdad de posibilidades, de reivindicación, de exigencia no de lo mínimo, sino de lo óptimo, de lo necesario, casi que de lo obvio.

La fecha conmemora a las que no están, pero también le abre el camino a las que vienen. En torno a la ocasión, se agrupan ideales de superación, reclamos por un “ninguneo” histórico de las instituciones, de la sociedad, del patriarcado, del sistema educativo, hasta del sistema de “la calle”.

Y entonces se comprende por qué la lucha es continua, por qué es inagotable, por qué es indispensable, por qué es combativa. Gira en torno a lo que hay que exigir, alrededor de los faltantes, en torno a las estadísticas que demuestran que las mujeres la tienen más difícil para salir de sus casas y sentirse seguras, pero también sufren abuso y violencia dentro de sus propios hogares. “Queremos una vida libre de violencia”. “Vivas nos queremos”. Son otras de las proclamas.

Las mujeres también topan con obstáculos excluyentes en la vida laboral, por su condición de mujeres tienen menos posibilidades de crecer en las empresas, pero además hay una desigualdad salarial por esta misma situación, por ende, se limitan sus posibilidades para su participación económica. 

En torno a estas problemáticas reiteradas, la unión de las mujeres es vital. Ha sido necesaria por cada uno de los golpes del sistema desigual. Sobre la unión en las buenas y las malas es que conformamos esta edición. Gracias a cada una de las personas colaboradoras que la hicieron posible. Gracias también a quienes creen en la necesidad de escuchar para ser partícipes de las acciones que mejoren la vida y las posibilidades de las mujeres, en sus casas, en la calle, en su país, en el mundo que les pertenece.

En esta edición:

Feminismos en Costa Rica: un documental | Por Patricia Velásquez Guzmán

Ticas Poderosas, un libro para empoderarlas a todas | Por Daniel Zueras

Retrato de una pesadilla | Por Alejandra Arburola Cabrera

COLUMNA: La dirección de las eras | Por Larissa Soto

Hay magia cuando nos unimos | Por Melissa Quirós

Los grandes logros requieren de tiempo | Por Marysela Zamora Villalobos