Finalizar es diferente a soltar, abandonar no es lo mismo que liberar. Cerrar no es lo mismo que acabar. Cuando dejamos ir, soltamos, liberamos, cerramos. Cuando ese proceso se hace con la consciencia de todo lo que carga, se entiende también, qué será todo lo que vendrá después.
Con un adiós se deja mucho detrás, pero también se abre espacio para lo nuevo, para las oportunidades, las sorpresas, las posibilidades. Dejar ir implica valentía, también conlleva amor, ya sea propio o por alguien más. Es un ejercicio retador, de asimilación, de entendimiento, de evolución.
En esta edición dedicada a soltar nos encontramos con una colección de textos que, si tienen algo en común es la vulnerabilidad y la intimidad desnuda. En las líneas encontramos disposición para abrir espacios difíciles de revelar, en algunos casos quizás previamente no explorados. Dentro del proceso de recopilación, recibimos también la realimentación por parte de quienes escribieron, de hacernos saber que, al sentarse frente al teclado, el mismo ejercicio de escribir sobre dejar ir, implicó precisamente soltar. Su verbo se convirtió en una acción simultánea.
El autodescubrimiento es una opción para quienes se permitieron soltar redactando estos textos. La identificación y el reconocimiento también es una posibilidad para quien encuentre un espejo al leer.
Como el agua que protagoniza la gráfica de esta edición del Good Feed, hacemos la invitación de fluir, de dejar correr, con todo lo que cargue, con todo lo que conlleva.
En esta edición:
El arte no es olvidar, sino dejar ir | por Valeria Murillo
No atarse a nada y pertenecer a todo | por Warren González Fallas
Dejar ir es de vivos | por Fabiola Kano
La escoba | por Daniel Sánchez
Arrastrar la tristeza hacia la vida | por Natalia Díaz
PLAYLIST: Soltar, simplemente soltar | por Good Food
