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Tres cosas para mejorar la Navidad

Por Adrián Fallas
@afallascordero

Sí; le estoy hablando a usted, el del carro con cachos y una pelota roja al frente. Los “carros reno”, no son tuanis.

Antes de que me tilden de Grinch o Scrooge, voy a decirlo: la Navidad es de mis épocas favoritas del año.

Pero que sean días muy tuanis, con buen clima y muchas veces rodeado de seres queridos, no quita que no haya posibilidad de mejora.

Lo primero que pienso al sentarme a escribir estas líneas es que celebrar la Navidad es un privilegio, uno que debemos tener claro, ya que para millones de personas el 25 de diciembre no es más que otro día de lucha y no una celebración.

Pero tal vez a este punto regresaremos más adelante, y a continuación, las tres cosas que le dan nombre a este texto.

Calendario

Obviamente no vamos a cambiar de fecha la Navidad. La tradición, ligada a celebraciones paganas, que van desde romanos a vikingos está acomodada en fechas especiales para los ticos. Mañanas soleadas y el famoso viento de diciembre que parece abrirle las boquillas a más de uno.

Parte de la magia navideña es el momento del año, nieves en el hemisferio norte y supongo que calor en el sur, ya que nunca vemos cómo celebran Navidad en Australia, pero estamos claros que es época de frío al otro lado.

Entonces, si Navidad cae en momentos especiales del calendario, ¿por qué putas parece que cada año “empieza cada vez más temprano”? El año que Colacho salga en los desfiles del 15 de septiembre no me voy a sorprender.

Obviamente esto está ligado a la necesidad de las tiendas de hacer su agosto a fin de año, pero ver decoraciones de Navidad en octubre le quita brillo al asunto.

Un consejo: disfrutemos de la Navidad en diciembre, tal vez así no lleguemos al 24 con un árbol marchito y la mitad de las luces de la casa quemadas.

Simplemente no

Sí; le estoy hablando a usted, el del carro con cachos y una pelota roja al frente. Los “carros reno”, no son tuanis.

No sé cuándo vimos este fenómeno por primera vez en las calles ticas, pero cada año son más.

Tengo la impresión de que quienes deciden ir a Pequeño Mundo a comprar el ‘kit’ son los mismos que andan manejando con mascarilla.

La verdad no tengo la inclinación de revisar la Ley de Tránsito, pero apostaría que debe haber una multa por ponerle esas carajadas al chunche y si no lo hay, por lo menos deberían cagarlos por afear las calles.

Menos regalos.

¿Recuerda que hablé de privilegios? Pues acá continúo.

Si bien es cierto Navidad es una época para dar, no creo que sea necesario ir a un puto mall a gastarse aguinaldo y medio y que la cuesta de enero nos pesque contando pesetas.

En vez de regalarle a quienes ya tiene manos llenas, busquemos a quién donar o a quién ayudarle.

Tras casi dos años en los que hemos sacrificado ver a nuestros seres queridos tal vez la presencia, ese abrazo que debemos desde el 2020 sea regalo suficiente.

Navidad es dar, pero no siempre el mejor regalo viene envuelto en papel de muñecos de nieve y con lazo rojo, tal vez el mejor regalo es el que recibirá quien no lo espere, porque entre tanta felicidad es fácil olvidar que hay muchos que no tienen por qué celebrar.