Sin Categoría

Sobre @, x y e

Por Melannie Leal

El lenguaje inclusivo es el producto de un cambio de paradigma político y sociocultural que se está desarrollando para evitar la discriminación y las visiones prejuiciosas.

¿Conocen el lenguaje inclusivo? Vamos a comenzar por explicar qué es. El lenguaje inclusivo es una forma de uso de la lengua que evita prejuicios o estereotipos hacia un género, a través de la expresión oral, escrita y visual que busca dar la misma posición a las personas al manifestar su diversidad y darles visibilidad. También es llamado lenguaje no sexista o género neutral. 

Pero, lo que decimos no es tan importante, ¿o sí? Pues bueno, detrás de toda palabra, expresión y acción hay una intención. El lenguaje inclusivo es nada más y nada menos que el producto de un cambio de paradigma político y sociocultural que se está desarrollando, según Milagros Andrea Lagneaux, de la Universidad Nacional de la Plata.

Una pregunta que sigue apareciendo cuando el debate sobre este tema se pone caliente es: ¿de qué va el lenguaje inclusivo? Este tipo de comunicación busca evitar la discriminación y las visiones prejuiciosas y estereotipadas acerca de grupos o personas, simplemente poder relacionarnos de una manera libre a través de las palabras.

Detrás del lenguaje inclusivo están las necesidades comunicativas de un grupo de hablantes, así como el deseo de visibilizar la realidad de poblaciones discriminadas. Hablemos entonces de la dificultad de cambiar la lengua y cómo ha sido de una manera determinada toda la vida; ¿realmente la lingüística funciona así? Si sus apuestas estaban en una respuesta positiva, lamento informarles que están lejos de la realidad.

La directora del Centro de Estudios e Investigaciones Lingüísticas de la Universidad Nacional de la Plata, Angelita Martínez, menciona que la cultura es uno de los factores que más influye en la conformación de paradigmas gramaticales, es decir, lo que hablamos todos los días. Cuando hay una nueva necesidad se diseñan nuevas palabras, expresiones y demás, como hicimos con Internet o identitario, ¿o creen que estas palabras siempre existieron? Dato curioso: identitario se añadió a la Real Academia Española en 2019.

¿Vieron? Ojo ahí porque la realidad se construye socialmente con el lenguaje y la interacción con las personas. Adriana Bolívar, Ph. D. en Lingüística por la Universidad de Birmingham y fundadora de la Asociación Latinoamericana de Estudios del Discurso, explica que los significados se construyen culturalmente en contextos diversos y que son acuerdos tomados entre hablantes de una lengua, materializados en gramáticas.

Sí, la lengua cambia. En realidad las academias no crean el lenguaje, sino que recogen lo que producen sus hablantes y escribientes. Como vieron, palabras que ahora usamos todos los días y son social y académicamente aceptadas, como wifi o brunch (sí, están en la RAE), fueron adaptadas a la lengua por el cambio social y los significados que surgieron… para después escribirlas en diccionarios y gramáticas.

La Real Academia Española tiene cambios constantes y ha incluido a través de los años palabras aceptadas por su uso. Un ejemplo: en 2001 se definía herrero como “hombre que tiene por oficio labrar el hierro”; desde 2014 podemos encontrar que herrero, ra es “persona que tiene por oficio labrar el hierro”. Costurero era una “mesita con cajón y almohadilla de que se sirven las mujeres para la costura”, ahora es una “mesita con cajón y almohadilla que se utiliza para la costura”. Última hora: la RAE usando lenguaje inclusivo.

Entonces, ¿quién quita que en unos cinco años oficialicen el lenguaje inclusivo? Además, si lo piensan bien, ¿no es por nuestra causa que la lengua evoluciona y la academia debe adaptarse? Al final está en cada persona cómo usa su lengua, porque hey, maes, no son oficiales en el diccionario de la RAE. ¿Eso las hace expresiones incorrectas o inválidas?

También, el género gramatical del español –aunque es categorizado como femenino y masculino– no en todos los casos se relaciona con la condición humana. Muchas veces las palabras que entran en estas categorías son inanimadas, abstractas o pertenecen a ambas clases; por ejemplo guía.

Entonces, ¿alguna vez se han preguntado por qué se seleccionó el masculino como el genérico y no el femenino? Se llama sexismo cultural, según estudios lingüísticos.

¿Cómo puedo deshacerme de ese sexismo en la lengua? Con lenguaje inclusivo. Comunicarse de esta manera va mucho más allá de usar @, x o e al hablar, maneras igualmente válidas al ser expresiones de la identidad y necesidades de las personas; aún así, ¿qué pasa si le metemos un poco más de imaginación y creatividad?

Las formas de emplear lenguaje inclusivo son tan amplias y tan ricas como el español en sí mismo. Entonces, puedo decir el masculino y el femenino si son los géneros que corresponden; por ejemplo las diputadas y los diputados. También, tenemos la opción de usar términos colectivos o sustantivos género neutral, como hablar del profesorado y la ciudadanía, en vez de decir los profesores y los ciudadanos.

Otro dato curioso, las palabras que tienen un solo género gramatical y designan a todas las personas se llaman sustantivos epicenos, como gobernantes. ¿Ven que increíble el español?

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) hizo orientaciones para lenguaje inclusivo; si quieren saber más, aquí les cuento algunas de las más importantes: 

  Evitar expresiones discriminatorias: evitar connotaciones negativas (los hombres no lloran) y expresiones con estereotipos de género (en vez de enfermeras y médicos, mejor usamos personal sanitario).

  Visibilizar el género cuando lo exija la situación: femenino y masculino de la misma palabra, estrategias tipográficas –como barra [/] o paréntesis [()]– y usar hombres y mujeres.

  No visibilizar el género cuando no es necesario: omitir el determinante con sustantivos comunes en género (algunos periodistas = periodistas), emplear estructuras genéricas (los científicos = la comunidad científica), usar persona si no sabemos el género, usar pronombres como quien, alguien y cualquiera y adjetivos sin género (desempleo entre los jóvenes = desempleo juvenil). 

¿Al final para qué creamos palabras sino para comunicar eso que queremos, sentimos y necesitamos? La lengua también es social, política e ideológica.