Bienestar, María José Callejas

Recomiendo que cuidés una planta. Dos. Setenta y cinco.

Por María José Callejas
Creadora de Plant Care @plantcarecr

Te cuento cómo aprendí a D E S C O M P R E S I O N A R cuidando plantas, una actividad que recomiendo practicar diariamente. 

Suena el despertador… ¿Una vez? Noooo; ponés el snooze y suena cada 10 minutos hasta que te levantás con susto porque ya es demasiado tarde…

Bueno, como no nos conocemos, o si, talvez sos una persona que no tiene problemas para despertarse a las 5:00 am y ser funcional.

¿Cuál sos vos?

Si tenés suerte o mucha disciplina logras hacer ejercicio, hacer el almuerzo, medio regar tus plantas o meditar…

Salís corriendo de la casa si ese día te toca ir a la oficina, o te conectás apenas a la hora a la reunión virtual sin encender la cámara para que no vean la pinta.

Luego el día es una especie de vorágine y de repente son las 3:00 p.m.

¿QUÉ? ¿Las tres de la tarde?

También podría ser ese día en el que los minutos no avanzan, pero igual tenés que estar ahí pendiente de la compu en un letargo difícil de sobrellevar.

Estás todo el día entre reuniones, Instagram ¿O sos más de TikTok? ¿O de Twitter?, procrastinación luego presión y culpa, agüita, café, meriendas (ojalá saludables), métricas, entregables, para luego atender tu otra vida, la de la familia, la casa, los perrijos, la cocina. ¿Hace cuánto no cambio las sábanas? Bueno, tal vez aguantan un día más. Claro y ahora que todas las vidas están en el mismo espacio, esto es un festival.

¿Compartimos algo de realidad?

Ok ok, llegaste hasta aquí; hasta esta letra de este texto ¡Te felicito! Al menos, dedicás unos minutos al día para vos, para aprender algo, para curar el corazón, pelar la cebolla y para DESCOMPRESIONAR, reconectar, enraizar y cargar baterías.

Mi nombre es María José Callejas y te cuento cómo aprendí a D E S C O M P R E S I O N A R cuidando plantas, una actividad que recomiendo practicar diariamente. 

Elijo la palabra practicar con precisión, porque es algo que uno practica; prueba y error. Se practican métodos distintos, se mejora poco poco, se construye y deconstruye. Ojo: descompresión no es atontamiento de neuronas.

Aunque soy/me siento joven (aclararlo ya es un indicador de edad), la descompresión es algo que aprendí practicando con los años. He ido probando, cambiando, sintiendo qué es mejor para mí en ese momento, en ese contexto, en esa persona que he sido en cada punto de la vida.

En el 2014, con la pérdida de nuestro bebé (no se perdió… solo cumplió su propósito y trascendió, pero así le dicen, entonces para que estemos en la misma página), se me descompuso mi puerto de carga, mi puerto USB. Me crasheó el sistema operativo y, con ello, mi capacidad de reconectar.

Los siguientes años fueron un sube y baja, un largo camino que otro día te puedo contar si querés, pero ese evento trajo consigo un camino de apertura que me permitió comenzar a “pelar la cebolla”. La cebolla que tiene esas capas que te hacen llorar pero también te permite hacer platos deliciosos que te alimentan, y cuando quitás una capa, debajo hay otra. El camino de la pelada de cebolla ha sido intenso y hermoso… he aprendido tanto sobre mí en estos años.

Así es como llegué al CUIDO DE PLANTAS, por necesidad de descompresión, reconexión, enraizamiento y recarga porque, entre la vida festival, vorágine y la cebolla a medio pelar, se pasa la vida.

A partir de este punto talvez nuestra realidad compartida diverja, pero dame la oportunidad de sembrar en vos, que si estás aquí te aseguro que sos terreno fértil, abonado con compost orgánico y amorcito.

Para mí la jardinería es un espacio de meditación, reconexión y crecimiento personal, porque incrementa la paciencia, agudiza la observación y me permite respirar más lento y profundo. Por eso te recomiendo que cuidés una planta. Dos. Setenta y cinco. Probalo como parte de tu práctica diaria de descompresión, reconexión, enraizamiento y recarga, a mí me funciona y me ha permitido nuevamente ser y estar.

Así que te dejo algunas razones contundentes:

1. Paciencia: cada retoño tiene su proceso. Quiero que “La Millonaria”  llegue al suelo YA. No, así no es, quiero que esté frondosa como las de Pinterest YA, quiero que deje de botar las hojas HOY, quiero que se cure de inmediato, no, así no es.  Es un proceso, pasito a pasito, suave-suavecito, la planta no está a tus órdenes y vos no estás a sus órdenes. Ellas se acompañan en la vida como seres vivos, hacen trueque: vos la cuidás, ella limpia el aire de tu espacio, lo decora, le da vida, te permite ser vos sin juicios. Especialmente si sos una persona que quiere resultados YA, te recomiendo que cuidés una planta para aumentar tu tolerancia a los procesos de manera amorosa.

2. Comunicación asertiva: te hablan sin rollo sobre sus necesidades, no asumen, no manipulan, no tienen expectativas, son directas. Si tiene sed, se apachurra. Si se emborrachó de tanta agua, se pone amarilla/negrita, tiene plaga o hongos, te está diciendo que tiene el sistema inmune débil y necesita mejorar su nutrición. Ellas comunican y nosotros vamos aprendiendo a darles lo que necesitan.

3. Estimulación de sentidos:

a. Contemplación: están siempre dispuestas a enseñarte su mejor ángulo, son una maravilla perfecta; observala toda íntimamente, de cerca y de lejos. Tallo, nudos, hojas por ambos lados. Dedicale un ratito para conocer sus líneas, sus colores, sus cicatrices. Contemplar una planta te ayuda a bajar las pulsaciones del corazón y a oxigenarte mejor.

b. Escucha: el sustrato (la tierrita) tiene un sonido totalmente satisfactorio cuando se riega adecuadamente, yo digo que suena a choco krispis cuando se humedecen lentamente. El riego también hacelo D E S P A C I T O. Acercá la oreja a la tierra cuando ponés agüita, ojalá reposada (para que se evapore el cloro) o, mejor aún, con agua de lluvia. Dejás de regar cuando ya no suena y sale el agua por el drenaje de la maceta (por favor que tu maceta tenga drenaje y nunca dejés el plato de abajo empozado).

c. Olfato: tocar la tierra, ese olor que libera la geosmina (petricor) al humedecerla, despertando nuestras emociones (si la tierrita de tu maceta no huele delicioso  al humedecerla, necesita abono orgánico, significa que los microorganismos que hacen el suelo nutritivo ya no están presentes, es hora de abonar).

4. Resiliencia: se adaptaron al interior de una casa, dejaron de vivir en el bosque bajo el cobijo de un árbol (las plantas tropicales) y están dispuestas a vivir entre paredes porque ellas quieren vivir, hacen lo posible por conservar su vida, su corazón latiendo en sus raíces (por eso botan las hojas primero y secan el tallo de arriba hacia abajo). Además la poda adecuada las fortalece, se adaptan a vivir por años en una macetera; muchas viven aunque no les den alimento. Son maestras de la adaptación, si ellas pueden, vos también.

Gracias por haber llegado hasta aquí; parece que tenemos mucho más en común de lo que inicialmente pensé. Te recomiendo nuevamente que cuidés una planta. Dos. Setenta y cinco.


Marijó es un ser humano, mamá de perros y plantas. Actriz, Project Manager, Instructora de Zumba y creadora de PlantCare, cariñito para tus plantas. Cree en el amor como solución y ya no está dispuesta a vivir para complacer a otras personas, sino para acompañar su camino.