Por Jose Ignacio Pauly
@ABitOfPauly
Desde un punto de vista externo, puede resultar fácil pensar en la ciencia y la ingeniería como profesiones frías y rígidas, mas, dentro de cada profesional vive exactamente la misma dedicación por el crear que la que motiva a cada artista.
Quien tenga el más ligero interés por el arte ha estado ahí, llevando un día como cualquier otro cuando, de repente, como una ola que revuelca a un nadador distraído, su mente es inundada por inspiración y el deseo de crear. Hasta que lleguemos al lienzo, la página en blanco, o cualquiera que sea su medio de expresión, no puede pensar en nada más. Para mí, esta es la más pura expresión de la creatividad, esa ansiedad de darle cuerpo y alma a nuestras ideas.
Esta misma pasión, junto con el amor y sufrimiento que la acompañan, vive dentro de mi corazón y del de muchxs de mis iguales. Cada nuevo proyecto e idea es la oportunidad de dar vida a algo extraordinario, y de expresarse. Toda esta familia de sentimientos, ya sean placenteros o dolorosos, son parte de la belleza de crear. Sin embargo, estos tienen dos primos realmente detestables, la frustración y la desesperación.
Estos se muestran en cada esquina del mundo académico y laboral de la ingeniería, donde nos piden innovar e inventar cosas que cambien al mundo, mas nos obligan a adoptar una misma forma de pensar y nos impiden pasarnos de la raya. Esto causa confusión y una infinidad de luchas internas dentro de muchas personas que viajan por este camino, lo que puede llevar a que cada paso se sienta como un esfuerzo colosal.
Sin embargo, cuando se logra sobrepasar todo esto, y se empieza a ver una luz al final del túnel, surge una idea. Tal vez todos esos conceptos y leyes que se enseñaron, no deberían encerrar la imaginación, sino, servir como guías, con las cuales forjar las ideas abstractas y convertirlas en algo tangible y único.
Desafortunadamente, ya que constantemente nos tratan de encasillar en una sola forma de pensar, muchos no llegan a tener o aceptar esta idea, y se apegan tan firmemente a lo que se les enseñó, que empiezan a ver lo que es realmente creativo como algo que debe ser evitado. Es de estas desafortunadas personas de quienes surge la percepción de la ingeniería como algo insípido e inflexible.
Tal vez, o tal vez no, algunas de las cosas de las que hable se les hagan familiares, inclusive si nunca se han acercado a algo que tenga que ver con la ingeniería. Esto es, en mi opinión, por lo que creo que el proceso creativo para cada ser humano, —sin importar su profesión— tiene la misma esencia, con todas las cosas inspiradoras y desalentadoras que esto trae consigo.
Mi nombre es Jose Ignacio Pauly, pero para la mayoría de gente en mi vida soy solo “Pauly”. Tengo 21 años y estudio ingeniería mecatrónica, pero encuentro mi libertad en otras formas de arte, ya sea pintura, botánica, cocina, o lo que se me llame la atención en los próximos 5 minutos.