Por Federico Lizano
Foto por Giancarlo Pucci
Hace una semana le fui a dejar una caja de producto fresco a Arturo, aplicando el distanciamiento social recomendado por el súper Ministro (héroe nacional). Conversamos rápidamente y, cuando ya me iba, me dijo: “Fede, ¿por qué no escribís otro artículo para el Good Feed?” Era la luz verde que esperaba para terminar de escribir mi experiencia y la de nuestro equipo de cocina en estos momentos de tanta incertidumbre.
Pues bien, han pasado ocho semanas desde que empezó la cuarentena y en Good Food desde el momento en el que se dictaron las medidas a seguir, asumimos y nos apropiamos de la responsabilidad que esto llevaba.
Sergio fue muy claro cuando habló con nosotros, “seguimos”. Y seguimos, implementamos un protocolo súper minucioso de medidas de seguridad; nos adaptamos al cambio. Sin embargo, no ha sido fácil y aquí les cuento qué piensa un cocinero o cocinera, sobre cómo nos sentimos y lo que hemos vivido en estos días.
Nuestra jornada empieza a las 4:00 a. m., viajamos y regresamos a nuestras casas juntxs. Siempre tenemos que estar tipo 5:30 en Good Food porque es parte de nuestras reglas y para poder estar listxs en la cocina a las 6:00 a. m.
Verena (nuestra jefe de cocina) y yo tenemos nuestra reunión diaria, organizamos el día de trabajo, vemos casos especiales de clientes, delegamos responsabilidades y arrancamos. Cada quien en lo suyo, enfocados y conscientes de la responsabilidad que tenemos en nuestras manos.
Cocinamos sin parar hasta la hora del empaque, este es el momento de máxima concentración durante el día, y por todos los días. Es el rush de cualquier restaurante: Es cuidar cada detalle, tener empatía y ponernos en los zapatos de nuestrxs clientes. Se trata de entender que no solo tenemos su confianza depositada en nosotrxs, sino también —y lo más importante—, su salud.
El primer día de la cuarentena fue un punto de inflexión en nuestro equipo.
Somos una familia, y estos dos meses me lo han demostrado más que nunca. Empezando por nuestra jefa de cocina, Vere, que bueno, es la persona ahí que me empuja y nos empuja diariamente a seguir. Una guerrera incansable. Caro es la cocinera más rápida que he conocido en mi vida; entendió y asumió un rol de liderazgo para guiar a lxs más nuevxs a no claudicar.
Jonathan llegó a completar el rompecabezas y está sintiendo el ácido (¡pero todo bien!). Es parte de esto. Y Mari, por supuesto, la dueña de que todo esté nítido siempre y los detalles que a todxs en algún momento se nos puedan ir.
Este es mi equipo y, aunque no haya hablado con ellxs de esto todavía, es una conversación para la cual ya están listxs. Hemos crecido como equipo, nos hemos vuelto mejores profesionales, pero mejor aún, nos hemos unido más que nunca. Y esto, al final del día aplica para todo. Me siento orgulloso del equipo de cocina de Good Food: gracias por siempre echar pa´lante.
A mí me pegó duro. Me gusta ser claro siempre y este barco no fue fácil de navegarlo cuando empezó todo esto. Los primeros días fueron complicados; tuve una conversación con Sergio que estará marcada en mi memoria para siempre. Fue una conversación con el mejor escenario posible: Sergio y yo no somos amigos, somos hermanos y así hablamos. Así que fui receptivo y asumí la responsabilidad que tenía que asumir en ese momento. Y bueno, dos meses después, seguimos, y seguimos bien, y cada vez mejor, porque a veces necesitamos —en momentos de crisis— una persona, un jefe, y mejor aún, un amigo que te dé una cachetada, ¡que hay que reaccionar car*picha! (inserte aquí un sticker del súper Ministro).
Nos hemos reinventado y adaptado al cambio, por esto hoy somos mejores cocinerxs y personas.
Y lo último, para todxs mis colegas y no colegas uqe nos dedicamos a nutrir personas: Este momento nos ha devuelto a lo que verdaderamente importa. Lo que está adentro y no afuera. Siempre antes de cualquier otra cosa, pensemos que todo lo que hagamos venga del “cora”, porque sí, tarde o temprano: TODO VA A ESTAR BIEN.