Columna, Idahyma Barrantes

El Despertar de las Hijas de la Tierra

  1. Por Idahyma Barrantes
    @idahyma

Megatendencia hacia el Siglo XXI

¨Nunca dudes que un grupo pequeño de personas pensantes y comprometidas puedan cambiar el mundo. De hecho, son las únicas que alguna vez lo han logrado¨ Margaret Meed, antropóloga y poeta norteamericana.

A principios del siglo pasado se dio un salto en la conciencia de la humanidad. Copérnico descubrió que la Tierra giraba alrededor del Sol y no al revés; ergo, el hombre no es el centro del Universo. Darwin probó científicamente que el hombre desciende de un tipo de simio y los filósofos materialistas demostraron que no hay unión entre ricos y pobres. Por otro lado el descubrimiento de América les enseñó a los europeos que no son los herederos de la Tierra, ni siquiera los que más conocimiento tienen.

La ciencia destruyó la ilusión para un mundo que necesitaba de ilusiones y evidenció la poca o ninguna racionalidad de las creencias tradicionalistas. Los descubrimientos científicos elevaron el nivel de conciencia y dieron inicio a cuatro revoluciones; la revolución de los pobres, la revolución verde o ecologista, la revolución hippie o derechos de la juventud y la revolución femenina.  

La revolución femenina es la más extensa, ya que comprende al 55% de la humanidad y es la más apasionada porque cada mujer vive muchas exclusiones en un solo cuerpo. Esta revolución se inicia en el cuestionamiento hacia los valores de una sociedad patriarcal y hacia el machismo. Otra de las bases de la revolución femenina es la diferencia entre los géneros. Esto es una teoría y, como todas las teorías, tiene las pruebas científicas para sus novedosos planteamientos.

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Las teorías feministas señalan que los hombres tienen un lugar de privilegio para dominar en el orden social, político y económico. Los hombres tienen el poder de hacer y el poder de dominar, mientras que las mujeres solo tiene el poder de hacer, por esto hacen el trabajo doméstico que no se paga. No son todos los hombre sino solo aquellos que se encuentran en el lugar del poder: Los que dominan en sus casas a las mujeres, niños, ancianos, a otros hombres y a la naturaleza. Por lo tanto vemos que hay presidentes, ganadores de premios, literatos, científicos  y maestros espirituales en todas las iglesias.

Todos los lugares de poder están ocupados por hombres, los hombres se comprenden dentro del sistema patriarcal como El Saber-Poder-Tener. Se considera que son los únicos que tienen saber por nacimiento, tienen el poder de dominar y, estadísticamente, tienen la mayoría de los bienes de la Tierra. La supremacía masculina victimiza, además, a todos los que no sean hombres adultos-jóvenes, blancos, con dinero y fuerza física. Esto se conoce con los conceptos de androcentrismo, etnocentrismo y adultocentrismo.

En el caso de occidente, la sociedad patriarcal nace hace 2.500 años en Roma con las leyes de Plutarco el Grande, la ley de propiedad privada del patriarca o leyes del Famullus, que es el hato de animales del varón en una parcela de tierra. Parte de los animales del varón son las mujeres. A partir de entonces se les exige matrimonio desde temprana edad, virginidad y fidelidad (solo a ellas) para garantizar que los hijos que nazcan sean del patriarca y funcionen como esclavos de la parcela agrícola, luego el hijo mayor heredará la parcela con el famullus, que es el origen de lo que conocemos como familia.

El origen de la familia es económico en beneficio de un patriarca y para su propia reproducción el patriarcado se arma con el cuerpo de las mujeres. Usa sus cuerpos en forma gratuita con la excusa de una maternidad natural y afectos naturalizados para maternizar. Para obtener más parcelas, los patriarcas inventaron las guerras, contra culturas y países. En Egipto, Babilonia, Asiria, Etiopía ya había formaciones patriarcales de la sociedad con otras leyes y estilos desde 3.000 años antes. Ellos inventaron la gran propiedad privada y la producción ganadera de gran escala, dando como resultado los primeros desiertos del Oriente Cercano por ser animales con pezuña.

“No se trata de que las mujeres se tomen el poder , sino de que junto con los hombres , expresen todo su potencial  sin que ninguno de los sexos sea superior o inferior”, Riane Eisler.

La historia que no nos contaron en la escuela es que la mayor parte de la existencia de la humanidad no se ha vivido bajo el sistema patriarcal; antes de este sistema existe la cultura matrilineal y tiene leyes y costumbres diferentes.

La cultura matrilineal es la que permite la sobrevivencia de los humanos por el descubrimiento de la agricultura desde hace 50,000 años. Desde entonces la humanidad deja de tener extinciones funcionales porque ya cuenta con alimentación y salud. La autoridad femenina matrilineal se basa en el conocimiento sobre las necesidades básicas humanas, las actividades de la agricultura menor y la distribución comunitaria de los recursos. Son sociedades donde todos caben. El desarrollo de esas sociedades de mujeres se conoce también como “cultura prepatriarcal”.

La cultura matrilineal está vigente hasta nuestros días en los cuidados maternos, en la autoridad de las abuelas, en los hogares con jefas de hogar y en las comunidades de economía social solidaria de países y grupos originarios de América, de comunidades chamánicas de amplios territorios entre China y Rusia, en África y en el Oriente Medio. Basándose en esos datos históricos que revelan que no todo el tiempo las mujeres han sido ciudadanos de segundo orden y que, científicamente, sí pueden existir la equidad y la justicia, las mujeres de finales del siglo XIX y XX inician sus movimientos feministas.

Generaciones de feminismo

Feminismo quiere decir lucha por los derechos de las mujeres.  La primera generación de derechos luchó por el derecho al voto; en Costa Rica se obtuvo después de 100 años de lucha. La segunda generación luchó por los derechos de la mujer en la familia; divorcio, esterilización, bienes gananciales y pensión para la mujer y los hijos.

La tercera generación se enfoca en la salud femenina reproductiva, anticonceptivos, esterilización, atención genital, derechos de  maternidad. La cuarta generación se refiere a los derechos laborales, equidad de salarios, derecho a la educación con componente de equidad entre las niñas y niños. La quinta generación lucha por los derechos políticos de paridad, igualdad de elección entre hombres y mujeres para cargos públicos de dirección y representación presidencial.

La sexta generación se refiere a los derechos a la equidad entre los géneros, la diversidad y la no violencia contra las mujeres y las niñas y niños. Estas generaciones están  encaminadas a lucha por una sexualidad placentera e informada para las mujeres a nivel mundial, así como los derechos a la tierra, a la economía  y el acceso de los poderes políticos.

La existencia de estas luchas expresan los derechos que las mujeres no han tenido hasta ahora. Estos derechos no solamente deben existir en el papel sino que deben articularse a  la práctica cotidiana de las mujeres lo cual no es fácil, pues exige el cambio de las costumbres de subordinación que tienen las mismas mujeres. Por estas razones es una revolución y no un evento aislado. Revolución se refiere a un conjunto de cambios que se amplían con el tiempo.

Cada uno de estos tipos de derechos de las mujeres cambiaron la sociedad y, en Costa Rica, fortaleció la democracia desde los años 30 del siglo XX, ya que las mujeres lucharon por los derechos a bienes básicos como la electricidad del ICE y el agua de AyA como servicios estatal de derecho universal, vivienda, transporte, educación para niñas y niños por igual, trabajo digno para las mujeres y aumentos de salarios para hombres y la CCSS, o sea las garantías sociales de las constituyente del 49.

A partir de los años 60 la planificación familiar dio lugar a la ampliación de sectores medios mejorando la calidad de vida de las mujeres y de grandes masas de población. Se considera que la educación en las mujeres es el verdadero desarrollo de un país, ya que los países más pobres son aquellos en donde ellas no cuentan con el conocimiento necesario para enfrentar las sociedades industriales y de la era de la información. En Costa Rica en el año 2020 el 57% de los profesionales son mujeres y las que tienen más títulos. Estas son las bases de la democracia costarricense del siglo XXI.

Todo esto no quiere decir que la liberación femenina haya culminado; al contrario, es una búsqueda que está comenzando.

En este país la revolución femenina se cruza con las otras revoluciones y, especialmente, con la revolución verde y los Derechos de la Tierra desde el inicio, reuniendo a muchas mujeres que son grandes representantes del ecofeminismo en el país y en el mundo. Los derechos de la Tierra son el nivel más alto de los ideales del feminismo conjuntamente con los derechos políticos y espirituales de las mujeres.

Johann Bachofen el padre de la sociología señaló: “La humanidad siempre está en busca del Paraíso Perdido. Sí existió, en todos los modelos de sociedades prepatriarcales, los imperios de las mujeres caracterizados por el conocimiento, el respeto hacia la naturaleza, la preocupación por las necesidades de todos y el amor hacia las diferencias de cada uno. Como ya existió, también existe la forma de regresar a ese estado de justicia y bienestar. Las sociedades encontrarán la forma de llegar ahí y por lo tanto es el deber de las ciencias sociales contribuir con todo lo necesario para que se realice este sueño”.


Msc. Idahyma Barrantes es Doctora en Psicología Cognitiva de la Conducta, con 20 años de experiencia docente en psicología. Otras especialidades: Hipnosis clínica, sexualidad humana, terapias alternativas, escritora de psicología de la información y psicología culturista.