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Juliana Barquero: ensayos con mujeres y cristales falsos

La artista expone cuatro de sus obras inspiradas por ensayos que se escribieron décadas atrás.

Por Arturo Pardo
IG: @julie_ba

Uno de los principales objetivos que tiene Juliana Barquero con su trabajo artístico es valorar y validar la memoria. “Quiero seguir explorando los temas que plantearon teóricos del arte décadas atrás y que siguen vigentes”, dice.

Como parte de su estrategia, ha recurrido a ensayos viejos que siente que siguen calzando en la actualidad, uno de ellos es el tema de la figura femenina en el arte. Esto está presente en una serie de “Estudios Camp”. Son obras exploratorias donde se mezcla el dibujo, la pintura y el uso de cristales falsos, que, con sus colores y texturas brillantes, se convierten en protagonistas.

Cuatro de estos ensayos actualmente están expuestos como parte del Salón Nacional de Artes Visuales, en el Museo de Arte Costarricense. En realidad hizo casi dos decenas de obras, de las cuales, cuenta que no todas van a ver la luz. En ellas aparecen los rostros de mujeres construidas con base en diferentes referencias de fotografías que la misma Juliana ha tomado, o de otras fuentes que le sirvieron de inspiración. 

La serie de piezas toma el título de “Estudios Camp” a partir de un ensayo de la escritora estadounidense Susan Sontag (Notes on Camp, 1964). Juliana destaca el uso del término “Camp” como la sensibilidad o gusto por lo exagerado. La referencia de Sontag cobra vida en artes como el drag, donde se explota todo aquello que se vea excesivo o hasta hiperbólico en lo visual.

Con este tema presente, Juliana buscó coloridos cristales o diamantes falsos para colocarlos sobre sus dibujos. Además de esto, al menos en la exposición en el Salón Nacional de las Artes, también puso a disposición de los visitantes, anteojos que ayudan a que se provoque un efecto de destello, o flare, al colocárselos sobre los ojos y ver directamente los cuadros.

Otra referencia utilizada para los estudios fue el estudio “Maneras de ver” (1982), del novelista y crítico de arte John Berger. El inglés puso sobre la mesa el tema de que la mujer, durante mucho tiempo, fue utilizada únicamente como musa de pinturas hechas por hombres, mientras que los museos no permitían que las mujeres artistas exhibieran su obra en los museos. “Lo que planteo es cómo se ve un retrato femenino, hecho por una mujer, sin que esto dependa de ponerse a evaluar qué van a pensar los hombres al respecto”, dice.

Sobre su elección como parte de 38 artistas que están exhibiendo en el Salón Nacional de las Artes en esta ocasión, la artista asegura: “Es un honor grandísimo estar ahí, no solo por la validación y el reconocimiento de la propuesta, sino por lo valioso que es que este espacio se abra para este tipo de expresiones. Le reconozco al museo que le abra las puertas al arte contemporáneo, incluyendo a gente joven, sin la necesidad de que sea de artistas que tengan trayectoria o que ya hayan dejado huella”.