texto | Sergio Leiva
fotos | Ricardo Machado y Sergio leiva
Arturo no tenía barba cuando nos conocimos y yo todavía no la tengo.
Fuimos compañeros en un curso de producción de cine que llevábamos en un garaje en curridabat. Éramos como 6 u 8 maecillos de cole o primeros años de U que en el fondo tenían una curiosidad enorme por hacer cine o audiovisual en general.
Las clases las daba Carlos, un mae que era de escuela Spielbergiana total: La forma de contar historias, el tipo de historias, hasta la forma de iluminarlas. Las aventuras que tenía Carlos en su cabeza eran chivísimas y había una pasión con la que enseñaba que nos mantenía a todos motivados. Historias tipo Indiana Jones pero en Costa Rica, con personajes tipo el capitán Hook que se transportan en carros voladores como el de Back to the Future sobre selvas tropicales como las de Jurassic Park.
La idea del curso era llegar a producir algo con él en algún momento y que nosotros fuéramos parte de su crew para una película que llevaba años tratando de hacer. De eso, me estoy acordando en este momento, y no estoy tan seguro de que el recuerdo sea 100% cierto.
Le debería preguntar eso a Arturo.
En ese curso aprendimos, por ejemplo, que la intensidad de la luz es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia. Y sé que ese dato algún día me va a servir para algo.
En esos años probablemente tanto a Arturo como a mí nos pasaba por la cabeza esa película que algún día llegaríamos a producir. Y aunque el único de los dos que efectivamente terminó en una película ha sido él (en 2018 Pardo dio vida al personaje principal de la última película de Neto Villalobos: Cascos indomables), estoy seguro que eso anda por ahí y en algún momento nos tocará hacer algo juntos.
Este año de cambios y cosas diferentes, Arturo produjo su primer proyecto musical individual. Ya lo habíamos visto metido en música desde hace años con su otro proyecto Fofo Godi junto a su hermano Juan Carlos, o escrbiendo crítica de conciertos para el diario La Nación.
Pero 2019 fue el año de trabajar algo sólo. Un viaje personal. O quizás el viaje de trabajo personal que le ha tocado a muchxs este año.
Arturo lo convirtió en disco. Se mandó a hacer y explorar algo nuevo.
En pocos días estará abriéndole el concierto a Jack Johnson antes miles de personas en Parque Viva.
Cosa que probablemente ninguno imaginó durante aquellas clases de cine con Carlos.
Antes de tomarle una última foto, le pedí a Arturo que cerrara los ojos .
Que se imaginara que se subía al escenario.
Se le dibujo una sonrisa calmada en el centro de su barba.
Yo casi que pude oir a la gente en el concierto.
Hasta sentí las luces.
Porque ya Arturo estaba ahí.
De personas como Arturo es de las que creo que tenemos que rodearnos más. Personas que se atreven a hacer lo que sienten que es correcto para sus vidas en ese momento. Personas que se atreven a explorar y experimentar porque entienden que la vida es corta y hay que sacarle el jugo. Personas que se atreven a cerrar los ojos y aún así pueden ver hacia dónde van. Sin importar lo que digan y, sobre todo, creyendo en sí mismas.
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¿Cuál ha sido tu aprendizaje o take away principal de 2019 hasta ahora?
Este año me mandé a hacer dos proyectos que nunca antes me había visto haciendo: teatro y un proyecto musical personal. Para ambos empecé buscando excusas para no llevarlos a cabo. Por suerte, tuve a alguien que me ayudó a quitarme de encima todas esas justificaciones inventadas que estaba tratando de anteponer al reto de llevar a cabo ambos proyectos.
Nunca antes había valorado tanto lo importante que es creer en uno mismo. Si uno no se se da cuenta, uno se convierte en su peor enemigo. Es uno quien se pone los obstáculos más grandes pero también es uno el que tiene las mayores capacidades para quitárselos.
¿Qué acciones estás tomando hoy, personalmente, de cara a 2020?
Para el 2020 tengo muy claro que necesito buscar un balance entre lo laboral y la vida propia, entre los proyectos de otros para los que trabajo y los míos, los que nunca ocurrirían si no soy yo mismo quien los inicia y desarrolla. La necesidad de crear la tengo más viva que nunca y para eso, estoy claro, necesito tiempo. Creo que durante muchas etapas de nuestras vidas, inconscientemente nos dejamos de últimos en la lista de prioridades. Si nos olvidamos de nosotros mismos, nuestros intereses, habilidades y sueños van a ir desapareciendo poco a poco, mientras estamos vivos y los vemos diluirse.
A la vez, por las áreas en las que me desenvuelvo, tengo la posibilidad de conversar con personas de diferentes áreas y con backgrounds muy distintos. Conforme el año avanza he apreciado más las conversaciones casuales de personas a las que quiero y con quienes no comparto tanto. Este año he notado cómo, el trajín diario me ha alejado de la posibilidad de tener conexiones más significativas. Siempre hay una excusa para no darle espacio a una conversación: no hay tiempo, las agendas no coinciden, la distancia física complica los encuentros presenciales. Para el próximo año, a mis prioridades, voy a sumar la necesidad de abrir espacios para conectar de manera significativa con las personas a mi alrededor.
De la lista de aprendizajes que publiqué, con cuál te identificas más y por qué?
De la lista, el que más me resuena es “La reactivación nos toca a todxs”.
En el contexto actual cada mes hay un temor nuevo de, si el dinero alcanzará para el mes siguiente, si habrá trabajo, si la vida se encarecerá más la semana siguiente… He conocido diferentes casos de personas que convierten ese medio latente en una oportunidad. Frases como “ahora que la cosa está difícil, hay que ver por dónde pulsearla” se convierten en oportunidades para emprender, para mandarse a inventar cosas nuevas, atreverse a buscar nuevas opciones de trabajo, de estudio, de relaciones.
He escuchado historias de periodistas que se abren una chicharronera para trabajar los fines de semana y redondear el sueldo, personas con trabajos a tiempo completo que ahora también fabrican muebles de madera, jóvenes que venden empanadas congeladas para pagarse la U. De la misma forma, he oído historias de quienes están conscientes de las dificultades de quienes los rodean: sus papás, sus parejas, y hasta hermanos y, en función de eso, destinan más horas a la semana a generar un ingreso para poder ayudarles.
Si nos esperamos a que un ministro nos consiga trabajo, se nos va a hacer una joroba de estar de brazos cruzados. A todxs nos toca movernos y responsabilizarnos hoy en función de nuestro futuro.
¿Qué es lo que te está permitiendo hacer la música que todos tus otros talentos no?
Está ruda está pregunta pero creo que en realidad este año me ha ayudado a identificar la necesidad de concentrarme en proyectos uno por uno. Durante varias semanas estuve concentrado en grabar las canciones del disco corto que saco a final de mes, pero unas semanas después, a mitad de año participé actuando en una obra de teatro (“No matarás”, escrita y dirigida por Claudia Barrionuevo) y en ese momento estaba pensando de lleno en hacer lo mejor que pudiera el trabajo en las funciones durante siete fines de semana. Ahora, cuando el año está acabándose me toca concentrarme de nuevo en la música para tocar en un concierto relevante. Así que creo que en realidad no es únicamente la música, sino que hay diferentes proyectos que me motivan a ponerme a prueba, a exponerme conscientemente a las posibilidades de crítica y, al final, a pasar por un proceso de prueba, error y autodescubrimiento.
Ante comentarios como “pero usted desde cuando es__”, que reponderías?
Creo que estos comentarios se toman de cierta forma dependiendo de la persona que lo diga. En algunos casos hay gente que pregunta para bajarle el piso a uno, o nada más insinuando que es una ocurrencia ilusa el hecho de que uno se involucre en áreas que no son las que le “pertenecen a uno”. En otros casos, la pregunta viene seguida de algún comentario de apoyo. Pero bueno, en general respondo algo como “diay, de repente me di cuenta de que lo estaba haciendo y ahí estoy probando”.
Si pongo que “Arturo Pardo es comunicador, actor, músico…. qué agregarías a esa lista?
En lo que soy mejor en realidad es jugando damas chinas, lo que pasa es que es un área en la que no hay muchas oportunidades de trabajo ni muchas fuentes de apoyo. Algún día me gustaría poder ser ventrílocuo y saber hacer figuras con globos inflables. Eso me gustaría poder meterlo en esa lista y en mi currículo.