Columna, Iside Sarmiento

Tres más tres: Feng Shui

Por Íside Sarmiento
@ichisanmartin

Los más de tres mil años de existencia del Feng Shui hoy son respaldados por la física cuántica, la teoría de las partículas Ling…

Combina la frialdad de los números con el sutil arte de entender la naturaleza. Y es entonces cuando no da igual colocar la cama aquí, o colocarla allá. 

Se trata de elegir aquello que aconsejen las matemáticas para cada lugar y cada persona, es con ellas con las que se explica la creación del universo. Todas las escuelas y sistemas del Feng Shui se basan en los números.

En 1789, Lavoisier, padre de la química moderna, comprueba científicamente que “La energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma”. Años más tarde, en 1905, Einstein, con su ecuación de la teoría de la relatividad: E = mc2 descodifica el concepto de la “energía”. Esta ecuación expresa con lenguaje matemático que la materia PROCEDE de la energía, que la materia ES una forma de energía y que cuando empieza a VIBRAR, CAMBIA de forma hasta que toma una FORMA concreta. A eso le llamamos hoy día MATERIA. Me fascina. 

Los más de tres mil años de existencia del Feng Shui hoy son respaldados por la física cuántica, la teoría de las partículas Ling, la Geogiología, la programación neurolingüística y, claro, también por súper Joe Dispenza. 

Su fin es equilibrar las relaciones entre el hombre y la naturaleza. 

El 1 es excelente, el 2 es inestable…

No es numerología, ni superstición, ni magia. Al contrario, se basa en las matemáticas de la naturaleza. Los números han sido desde el principio del hombre una pauta de medición, una forma de agrupar y comprender el complejo sistema matemático. De ahí nace la sucesión de Fibonacci y la sección áurea.

En la arquitectura y el diseño en el paisaje, se usa el Feng Shui para detectar las zonas buenas, evitando las problemáticas y respetando y potenciando las mejores o las sagradas. Es así como una casa construida en cierto año puede tener una energía y una fortuna distinta a otra construida en otro año, con otra orientación o en otro lugar. 

Cama, mesa, ladrillos, fuentes, todo lo que nos rodea, es una energía en un determinado estado, con un carácter propio. Cuando estas formas de energía se relacionan correctamente unas con otras, crean armonía. La base del Feng Shui es una serie numérica matemática. Se basa en los 5 elementos de la naturaleza, los 5 animales celestiales, las 8 mansiones, las 8 orientaciones. 

También está la sofisticada escuela clásica que interpreta combinaciones de 3 números en los que cada número representa un tipo de fuerza, de energía para determinar la energía de una casa o las medidas que esta debe tener. Se usan instrumentos como las 24 orientaciones de la Brújula Lo Pan, la regla  del sistema de mediación imperial Ten Ian, el cuadrado mágico Lo Shu, el octágono Bagua, los 8 Trigramas y los 64 Hexagramas para los cálculos y mediciones.

Einstein comprobó mediante las matemáticas que la energía se presenta en forma de estados de la materia. Y desde entonces, la humanidad está encantada en encontrar técnicas para poner a circular y reorganizar la energía. Hay tantas: pensamientos, redecoraciones, inciensos, sonidos, bailar, sonreír, mover, barrer y hacer Feng Shui.