Repasamos más comidas anheladas por comensales con gran antojo… y un platillo que alguien osa rechazar
El hambre se juntó con las ganas de comer y por eso dividimos esta edición en dos entregas. Sumamos así, más historias que conectan al comensal con su alimento predilecto.
En la primera edición leímos sobre el tres leches, el ceviche, las ensaladas y las aceitunas. Para esta ocasión repasamos la conexión que hay entre una chef y el maíz, en sus diferentes presentaciones. También nos encontramos con una amante de la pata de chancho (la que se saborea, no la que abre puertas) y, para variar un poco, encontramos a un detracto del arroz con leche (¿cómo se atreve?)
Quien tenga derecho a comer, lo tiene también a comer bien, considerando ahí la importancia de que realmente disfrute de lo que se lleve a su boca y que lo deje deseando más. Nos congraciamos entonces con quien tenga ese gusto y anhelo, esperando que los textos acá incluidos les provoquen la pregunta de ¿cuál es esa comida a la que ale podría dedicar una oda?
Además, sumamos con emoción, una invitación a una gira micológica que se está realizando por varias fechas. Uno de sus organizadores ya ha escrito anteriormente sobre hongos y, tenemos la esperanza, siga acercándonos a ese universo.
En esta edición:
COLUMNA – Ruta Micológica Costa Rica 2022 | Por Luis Francisco Ledezma
¿Arroz con leche? Nunca, gracias | Por Jasson Muir Clarke
Sobre cómo cocinar pezuñas de chancho ‘y no morir en el intento’ | Por Ana Beatriz Fernández González
Hija del maíz | Por María Laura Zamora